Mi lugar favorito es un bosque, lleno de abetos, de hermosos pinos, de toda clase de coniferas.
En ese bosque, una mansión, un "pequeño" gran castillo, hogar de aquellos corazones a quienes hospedo para siempre, para quienes siempre hay una habitación suya.
Esta construida de esa piedra gruesa y fuerte, que a veces tiene ese musgo verde que refleja el paso del tiempo. Huele a tierra mojada, hay mucha lluvia siempre, pero no lluvia de tristeza, sino lluvia de contemplación, de esa que provoca sensaciones, recuerdos y unas inmensas ganas de una taza de café y un abrazo.
Si me visitas en ese santuario, lo que menos debe importarte es la tristeza... la tristeza es alegría, la alegría de un momento que permanece detenido, intacto, palpable... recordar sin lamentar, recordar por amor, por entrega, por pasión y aún triste ser feliz, de estar aquí, de tener un ahora.
Dios traerá esas imagenes -que tal vez ni siquiera tú recuerdes-... te verás con zapatitos de estambre, te verás mientras aprendías a caminar, te verás sonriendo ante un espejo la primera vez que te viste en él, sentirás de nuevo el miedo del primer día de escuela, la emoción de los compañeros nuevos, recordarás tu primer amor.
Las veces que jugaste en un parque, cuando jugabas al futbol, cuando te llevaban a comprar algo a la tienda, recordarás el dulce que hoy no existe, el aroma a viejo, recordarás personas que nunca pensaste olvidar.
Tengo la certeza de que los atardeceres no eran iguales, eran más inmensos, más largos y los rayos del sol brillaban en otro sentido ante mis ojos... y sé que tú también lo has sentido, puedes recordarlo... sé que podemos tocarlo nuevamente.
Desear volver a bailar en la escuela, volver a ir a una fiesta de niños o a la tardeada de la secundaria. Recordar el himno nacional, las risas, los juegos, la aburrición de una mañana entera de colegio. Recordarás una pelicula, un juego, un amigo, una sopa, una caricia, un minúsculo instante.
Y ahí estaré, viendo esa imagen junto a ti.
Tus amores, tus intentos, tus llantos, tus desvelos, tus alegrías, tus enojos, tus caidas, tus levantadas, te veré recién despierto, te veré dormir... todo eso trae la lluvia en esta enorme casa enmedio de este inmenso bosque cual jardin.
En tu habitación están tus cosas, tal como las dejaste desde siempre. Está tu marca, está tu sello en cada objeto que al pensar en ti solo pueden brillar con tu color y tu tono único. Están ahí para siempre, incapaces de escaparse porque simplemente han quedado clavados, aferrados a ser siempre importantes. Te pertenecen, siempre será así, pero están presentes tanto en ti como en mí.
Por la noche, las estrellas parecen más bajas, casi las puedes tocar.
Suena una melodía, es suave, es un arrullo... y el mundo nos transporta, nos lleva lejos a través del universo, y todo, por muy oscuro que parezca sólo nos hace ser felices.
Porque la vida es todo, porque vivir es lo único.
Te puedo asegurar que hasta la peor tristeza esconde la más grande alegría. -sí, estoy escuchando lo que estoy diciendo-
Si decidimos regresar al mundo todo recuperará los tonos que la sociedad ha impuesto y que nosotros ya hemos creído, la tristeza seguirá siendo sólo eso y las metas reales volverán a ser palpables. Nuestros días transcurrirán entre huracanes, presidentes, chismes faranduleros y la gente de todo los días... pero, si ponemos atención unos momentos, seremos capaces de regresar siempre a la escalera de piedra antigua, sentados frente a un inmenso bosque a la entrada de una mansión. Recordar que tienes un hogar, un lugar al que perteneces aunque te hayas ido, un lugar que siempre es tuyo porque los recuerdos siempre flotan, porque lo que es real siempre tiene un espacio irremplazable en el corazón.
El acceso no es sencillo... no cualquiera puede entender lo inmenso y valioso que puede ser esto. Puedes estar aquí, puedes sentarte, puedes quedarte si tú quieres pero tienes que desearlo, que creerlo. Desear siempre más de este bosque, que traiga más y más presentes cuya energía haga crecer flores en el desierto, que haga que la sed se apague en el corazón sediento y que un niño con hambre sonría y miré al cielo -y con el simple deseo sobreviva para comer un manjar que dios traiga-
Necesitamos soñar, creer en lo que soñamos, necesitamos dormir, todos juntos, siempre abrazados, tú mano toma la mía, la mía tomará la suya y está tomará una más que nos una y nos acompañe todo el camino.
Siempre tendré un santuario para ti, como siempre tendré un santuario para mí...
¿Cómo poder resistirse a la belleza del corazón?
Es inmensa...
Como lo es este profundo bosque interior.
En ese bosque, una mansión, un "pequeño" gran castillo, hogar de aquellos corazones a quienes hospedo para siempre, para quienes siempre hay una habitación suya.
Esta construida de esa piedra gruesa y fuerte, que a veces tiene ese musgo verde que refleja el paso del tiempo. Huele a tierra mojada, hay mucha lluvia siempre, pero no lluvia de tristeza, sino lluvia de contemplación, de esa que provoca sensaciones, recuerdos y unas inmensas ganas de una taza de café y un abrazo.
Si me visitas en ese santuario, lo que menos debe importarte es la tristeza... la tristeza es alegría, la alegría de un momento que permanece detenido, intacto, palpable... recordar sin lamentar, recordar por amor, por entrega, por pasión y aún triste ser feliz, de estar aquí, de tener un ahora.
Dios traerá esas imagenes -que tal vez ni siquiera tú recuerdes-... te verás con zapatitos de estambre, te verás mientras aprendías a caminar, te verás sonriendo ante un espejo la primera vez que te viste en él, sentirás de nuevo el miedo del primer día de escuela, la emoción de los compañeros nuevos, recordarás tu primer amor.
Las veces que jugaste en un parque, cuando jugabas al futbol, cuando te llevaban a comprar algo a la tienda, recordarás el dulce que hoy no existe, el aroma a viejo, recordarás personas que nunca pensaste olvidar.
Tengo la certeza de que los atardeceres no eran iguales, eran más inmensos, más largos y los rayos del sol brillaban en otro sentido ante mis ojos... y sé que tú también lo has sentido, puedes recordarlo... sé que podemos tocarlo nuevamente.
Desear volver a bailar en la escuela, volver a ir a una fiesta de niños o a la tardeada de la secundaria. Recordar el himno nacional, las risas, los juegos, la aburrición de una mañana entera de colegio. Recordarás una pelicula, un juego, un amigo, una sopa, una caricia, un minúsculo instante.
Y ahí estaré, viendo esa imagen junto a ti.
Tus amores, tus intentos, tus llantos, tus desvelos, tus alegrías, tus enojos, tus caidas, tus levantadas, te veré recién despierto, te veré dormir... todo eso trae la lluvia en esta enorme casa enmedio de este inmenso bosque cual jardin.
En tu habitación están tus cosas, tal como las dejaste desde siempre. Está tu marca, está tu sello en cada objeto que al pensar en ti solo pueden brillar con tu color y tu tono único. Están ahí para siempre, incapaces de escaparse porque simplemente han quedado clavados, aferrados a ser siempre importantes. Te pertenecen, siempre será así, pero están presentes tanto en ti como en mí.
Por la noche, las estrellas parecen más bajas, casi las puedes tocar.
Suena una melodía, es suave, es un arrullo... y el mundo nos transporta, nos lleva lejos a través del universo, y todo, por muy oscuro que parezca sólo nos hace ser felices.
Porque la vida es todo, porque vivir es lo único.
Te puedo asegurar que hasta la peor tristeza esconde la más grande alegría. -sí, estoy escuchando lo que estoy diciendo-
Si decidimos regresar al mundo todo recuperará los tonos que la sociedad ha impuesto y que nosotros ya hemos creído, la tristeza seguirá siendo sólo eso y las metas reales volverán a ser palpables. Nuestros días transcurrirán entre huracanes, presidentes, chismes faranduleros y la gente de todo los días... pero, si ponemos atención unos momentos, seremos capaces de regresar siempre a la escalera de piedra antigua, sentados frente a un inmenso bosque a la entrada de una mansión. Recordar que tienes un hogar, un lugar al que perteneces aunque te hayas ido, un lugar que siempre es tuyo porque los recuerdos siempre flotan, porque lo que es real siempre tiene un espacio irremplazable en el corazón.
El acceso no es sencillo... no cualquiera puede entender lo inmenso y valioso que puede ser esto. Puedes estar aquí, puedes sentarte, puedes quedarte si tú quieres pero tienes que desearlo, que creerlo. Desear siempre más de este bosque, que traiga más y más presentes cuya energía haga crecer flores en el desierto, que haga que la sed se apague en el corazón sediento y que un niño con hambre sonría y miré al cielo -y con el simple deseo sobreviva para comer un manjar que dios traiga-
Necesitamos soñar, creer en lo que soñamos, necesitamos dormir, todos juntos, siempre abrazados, tú mano toma la mía, la mía tomará la suya y está tomará una más que nos una y nos acompañe todo el camino.
Siempre tendré un santuario para ti, como siempre tendré un santuario para mí...
¿Cómo poder resistirse a la belleza del corazón?
Es inmensa...
Como lo es este profundo bosque interior.
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