23 abril 2010

Ramoncito



Un día, Atom me trajo algo que yo soñaba con tener, un pequeño hamstercito...

Venía en su cajita y se lo habían regalado con muy buena estrella! Sin embargo, las cosas no siempre salen como se planean y no pudo tenerlo consigo así que, habiendo yo gritado a 4 vientos mi ilusión antes, él no dudo en traerlo conmigo.

Así fue como "Ramón" y yo nos conocimos.

Cada corazón, por pequeño que este parezca, necesita hogar. Fue a través de Ramón que yo pude constatar cosas que pensé que sólo nosotros podríamos entender.

El amor se nota, se nota siempre... él llegó a mí confundido, muy nervioso como suelen ser todos los hamsters, comía graciosamente y se resistía a que lo tocara. Me costo muchas mordidas, corajes y miedo poder ganarme su lealtad, sin embargo... yo platicaba con él, siempre que le daba sus semillas. "Tú me tienes a mí, yo te tengo a ti" Eso era... era todo lo que yo necesitaba...

Un poco de amor...

Ramón empezó a portarse mejor con el paso de los días... le compre una jaula nueva y él pareció mas contento con su nueva casa. Jugaba en su rueda caaaaada noche y aunque no dejara dormir jamás me opuse a que fuera libre de hacerlo (además, de poco habría servido! haha), empecé a disfrutar de jugar con él, ponerlo a caminar, colgarlo de los sitios o ponerlo en mi hombro para irme a la tienda. Empecé a apurarme en las clases para llegar y verlo, para alimentarlo y cambiarle su agua, muchas veces olvide cambiarle su aserrín, lo que hacia que a la semana la recamara apestara a rayos y yo malencarado tuviera que cambiarlo todo hahaha pero él feliz, yo lo ponía en su caja y él se divertía mientras yo le daba un baño a su casa...

Un día a los seis meses de vivir conmigo... tiro el botecito de su agua y enfermó. Yo corrí a la mañana siguiente a un veterinario adecuado, donde sólo me sonrieron tiernamente e intentaron ayudarme aunque yo podía leer en sus ojos que "sólo era cuestión de tiempo"

El animalito, aferrándose a su vida, soporto 3 días de agonía, donde tuve que tenerle el espacio tibio, cuidarlo como si se tratase de un hijo propio. Yo me resistía a dejarlo, me resistía a que se fuera... él, un pequeño hamstercito, era él único que siempre esperaba verme, que se ponía loquito cuando yo llegaba y que mamá espiaba por las noches dándose cuenta de que él se paraba mirando la puerta, esperando verme entrar. Cada noche de esos meses (desde que él se encariño conmigo) no hizo otra cosa que corresponderme, me negaba a dejarlo ir, a no luchar por él...

¿Cómo es que pasan estas cosas de este modo? No lo sé...

El peque espero pacientemente a las 4 personas que estuvimos involucradas con él, cuando vio a la última de ellas, murió...

Ahí entendí lo que 4 letras significan, enteramente. Lo entendí con un hamster, sí, lo entendí con él... lloré mucho... como vuelvo a llorar ahora que me acuerdo... pero te lo cuento porque Ramón me enseñó algo que yo no sabía y le dio a mi corazón algo que siempre le hizo falta...

Es por eso, que sé que un buen día Ramón, Tita y Rocco (mis únicas mascotas, todos hamsters) estarán ahí, primero que nadie, para acompañar mi alma y la de mi madre cuando este mundo deje de existir, sí... suena románticamente ilusiorio, pero no lo es: El amor crea puentes, puentes que nunca se rompen. Yo siempre llevaré mi amor tatuado y mi sonrisa muy abierta cuando vea hamsters... sé lo que valen y fue uno de ellos el primero en quien pude ver cuanto valgo.

¿Porque quiero contarlo? No lo sé... quizá porque es duro decir adiós a lo que se ama... sin embargo, el amor no se pudre cuando es verdadero, no deja tu corazón aunque los mundos se separen... no lo olvides... yo no lo hago...

Va para ti Ramóncito...

Hoy, que vuelvo a recordar que cada corazón necesita hogar...

Todos necesitamos saber del amor...





Astro

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