30 marzo 2022

"La leyenda [Celta] de los Gatos Tuxedo"

Cuenta la leyenda que Buigh, una gata negra de ojos grandes y amarillos, tenía un dueño que la amaba y que la llevaba a todas partes, compartían todo, la comida, su cama y sus historias, él le hablaba por largas horas mientras la acariciaba. Siempre unidos, ella lo adoraba.
Todo era perfecto en la vida de Buigh, hasta que un día su dueño se hizo a la mar, él le pidió a su madre que cuidase de Buigh porque le daba miedo que un golpe de las olas azotase el barco y a su inseparable amiga le pudiese pasar algo.
La madre de su dueño la encerró en el granero para que no siguiera a su hijo hasta el puerto.
La pequeña Buigh maulló semanas enteras esperando que su dueño volviera, hasta que una mañana un vecino del pueblo llevó una triste noticia a la madre del marinero, en una tormenta una ola se tragó a su hijo, la mujer rompió en llanto y Buigh espantada al escuchar la noticia, huyó de la casa, y corrió hasta la playa pero su dueño no estaba, comenzó a caminar por la costa buscándolo…
así fue por mucho tiempo sin encontrarlo, Buigh estaba delgada, cansada y sin ganas de seguir. Cuando llegó a Kirkwall en el norte del país, se asomó al acantilado y suplicó al océano que la llevase con su amado dueño hasta el fondo del abismo,
le ofreció de regalo su alma inmortal puesto que sin él ya no había sitio para ella en este mundo. 
Una ola gigante apareció llevándose consigo a Buigh, quien cerró sus grandes ojos amarillos y se dejó arrastrar por el océano.
Al despertar Buigh se encontraba en los brazos de un hombre que la secaba con cariño, abrió sus enormes ojos y lo miró, ese hombre era su dueño, quien había perdido la memoria tras ese accidente en alta mar.
El hombre al contemplar aquellos grandes ojos amarillos vió pasar montones de recuerdos en su cabeza, y pronunció su nombre "Buigh", feliz de que su vieja amiga fuese por él, pero había algo diferente...
sabía que era ella pero notaba que algo había cambiado en su pelaje que solía ser negro como la noche. 
El hombre escuchó una voz profunda que provenía del océano que le contó como ella había ofrecido su alma a cambio de regresar con él,
pero el mar no pudo privar al mundo de un alma tan noble, a cambio solo hizo que llevara en su pelaje el recuerdo de la espuma blanca del mar además de un don otorgado a ella y sus descendientes, llevar armonía y alegría a cada hogar que habiten.
Desde entonces existen los gatos blancos y negros, que llevan el legado de Buigh y el don de llevar armonía y alegría a aquellos con quienes compartan su vida.