25 mayo 2011

El color de los recuerdos...



A pesar de nuestros esfuerzos por mantener vivo un momento, es el tiempo, intempestivo, quien deja marcas sobre él. ¿Nunca haz reparado en el atardecer? ¿Lo haz mirado fijamente abriéndole tu corazón? Los recuerdos son de color dorado, son tesoros, por eso se tiñen en sepia: así son de importantes.

Las personas olvidamos muy pronto -es una pena-, olvidamos la alegría de comer una fruta siendo niños, o la importante lección que dejó el dolor de una partida. Cuando miro con mi corazón hacia el oeste, no es porque los recuerdos mueran... es porque el amor y la luz los transforman, los resguardan de los miedos y las dudas entre la noche y las estrellas, ante la llegada de un nuevo día, un nuevo comienzo.

Los recuerdos son, tan sólo son, para siempre.

Y ya que estamos hechos de transformaciones; es el tiempo, sabio como sólo él puede ser, quien nos regala un presente. Ese presente es tan absolutamente importante y valioso (por ser lo único que puedes dar por cierto que tienes y es tan efìmero que al siguiente instante se transforma) que para eso nos fue regalado un corazón, cuya memoria logra conservar los momentos valiosos (vivencias de amor y dolor) dentro de su inmenso acervo inconsciente. 

Así, sea que recuerdes o no, tu presente marca tu destino (transformándose en recuerdos, en experiencia). Es el sentimiento, el lugar, el objeto, el esfuerzo, esa persona (ese momento), quien definió el curso de una decisión en un punto del tiempo. Muchas cosas pudieron ser, pero de todo lo que pudo ser, sólo una cosa fue y, con nuestras decisiones, así ocurrió. Así es como trabaja el destino, que no es el lugar al que se llega, es el trayecto que se camina. No es la riqueza material ni el "supuesto" éxito que acumulas, es la vivencia misma y todos los matices que conservas como esencia de ello. Porque todo pasa, ¡todo pasa! pero las imagenes y su esencia se conservan, en lo más profundo de tu corazón. Aún así,  no siempre se comprenden en el presente (pueden incluso, ser muy dolorosos... dolor que solo el amor y el tiempo curan) y, es por eso, que es tan importante coleccionar nuestros recuerdos: porque, aunque no todo lo que brilla es oro, lo que sientas con tu corazón abierto ante el ocaso: claro que lo es. Por eso tus recuerdos son las marcas, marcas que definen el curso de nuestros caminos, a lo cual, en mi opinión llamo El Destino: conservar la mezcla de los hechos y los deseos en un instante que invoca la memoria, instante que te enseña lo valiosa que es la vida, la alegría, su tristeza, la salud, la enfermedad, la noche, el día.

Es toda esta experiencia la que te llevo a caminar al encuentro de más momentos, más recuerdos, más instantes que sólo tú puedes ver, sentir y recordar. Te llevo a hechos que desconocías pero que ahora tienes, a pensamientos que quizá veías pero ahora crees.

Porque todo se transforma, todo en este mundo, y, sabia cómo sólo puede ser la vida: te otorgo la capacidad de recordar. Me puedes decir que no es importante, puedes incluso dudar de lo que estoy diciendo... pero cuando el tiempo pase sobre ti y mires hacia atrás, no creerás que el tiempo pase tan rapido, que las personas (incluso el dolor) se alejen y cambien tan pronto ( o ¿no te suena la frase "parece como si hubiera sido ayer cuando estábamos juntos"?), que la vida te haya conducido por tantos caminos, personas y lugares... ¡será desconcertante! Pues no creerás que eres el protagonista del color que sólo veías en las fotos viejas. 

Tu vivencia es de color dorado, y si no me crees: haz un esfuerzo y recuerda la última vez en que nos vimos. Puedes confiar en que volverá a pasar (o incluso, puedes no querer), puedes pensar que no tiene nada de extraño ni magico, pero ¿y si, sin querer, yo muriera hoy? ¿tú te acordarías de mí? ¿recordarías mi cara, mi sonrisa, mis defectos? ¿recordarías una conversación? ¿mis palabras claras y mis frases rotas? ¿el gozo de la felicidad ó mis lágrimas abrazando mi corazón que se hizo pedazos? ¿la forma en que te herí o la alegría que te dejé? Quiero pensar que si, que te acordarás... y que, si algo pudiste obtener para ti de ello, podrás sonreirte al recordar (tu vivencia es de color dorado). Sonreir por saber que, más allá de lo que yo pueda ver, dentro de ti seguiré vivo, ¡vivo siempre! Por algo que sólo tú puedes comprender, sentir y apreciar. Porque más allá de lo que es "bueno" o "malo", si nos hemos conocido hemos dejado una marca entre todos nuestros valiosos recuerdos y ahí estaré (cómo tú aquí estás) con aquello que hayas extraído para ti de ello, lo que haya quedado de mí en ti. Porque, de cada uno de ustedes, yo conservo una vivencia y una experiencia y, sin malos ni buenos, todos somos importantes, porque todos hemos dejado una marca en el libro de vida de los otros.

De dorado se tiñen las hojas de los árboles y los libros, de dorado se pintan los sonidos y las voces; porque quien no es capaz de recordar ¿que tesoro tiene para si? Eres lo que aprendes a ser y uno aprende aquello por lo que hace un esfuerzo en recordar (y en enseñar, ya que todos somos maestros y alumnos de la vida); aún así, la vida sabia es, que nos hizo tan imperfectos para darnos la capacidad de que, al olvidar, nos veamos precisados a recordar, para volver a aprender o, como dicen los abuelos acerca de los recuerdos: para volver a vivir.

Y es que recordar no es igual a vivir del pasado, porque lo que fue ya no es (y si ese pasado te duele, sólo te baste saber que el pasado, en si mismo y por muy fuerte que este sea, ya no puede herirte más); simplemente: fue así. Recordar es un matiz del presente, un matiz dorado. Así, este instante que llamas AHORA esta lleno de colores (Cómo la primavera o el verano), pero el recuerdo está lleno de dorados y de ensueños, del matiz de ESE ahora que, al dormir, se transformó en "aquel entonces"; es una marca... la marca que deja el tiempo sobre nuestra piel y sobre nuestro corazón.

No pienses que mis palabras quieran restarle importancia al ahora, pues, de ninguna manera eso se debe evitar, pues el ahora es vida, la vida que nos colma, llena de sus tristezas y alegrías (porque todas las vidas son así). Eres lo que eres, aquí y ahora, gracias a todo lo que haz vivido, lo que haz pasado, lo que haz hecho de ti. Eres, esa fuente de la que emanan los recuerdos y tu esencia que queda en ellos, razón de que sepas lo importantes que son. Para que, al amanecer, colecciones más instantes, los que la vida te regale: ¡cólmate de ellos! y, si en algún punto del camino te sientes triste y esa tristeza no se te va (escucha lo que digo), abre tu corazón ante el ocaso y ojalá el viento te dejé recordar que yo estoy pensando en ti, ¡desde entonces y para siempre! (porque yo, a pesar del dolor, no sé olvidar). 

No dudo, en ningun caso, de que hay cosas que se olvidan y de que entre ellas, haya cosas que se deben olvidar. Pero creo que quien recuerda (y al recordar, sonrie), se está enseñando a perdonar, de modo similar a quien destila un vino, extrayendo las sustancias nocivas y amargas para dejar el dorado de la esencia, esencia que sigue presente, que nos embriaga de modo que es posible seguir creyendo, manteniendo una ilusión, ilusión que es similar a la tenue luz de una vela (que tiñe todo su alrededor de dorado) que nos deja iluminar lo que una vez fue oscuridad, permitiéndonos seguir adelante. 

Yo sigo soñando, con la bendición de las abejas y la llegada del verano (quiero sentir ese sentimiento de "Viernes" otra vez). Sigo soñando con ese beso que sea mío (aunque el tiempo lo tiña de sepia) y guardaré todo ello en mi memoria, todo el tiempo que me sea posible, porque sólo quien recuerda (y te recuerda) sabe quien ha sido y quien es.

Dejame recordarte, siempre!

Luis )|( Astro.

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