Me asomé por la ventana en madrugada, teniendo que observar detenidamente para ver si no estaba yo soñando y no, tan real como las piedras estaba él ahi, frente a mi casa, de pie, mirando.
No había expresión alguna que fuera hostil en esa extraña sonrisa, no parecía inmutarle nada, ni el frío ni el viento, simplemente permanecía ahí, mirando fijamente con esa mueca risueña y cómplice y con esa mirada llena de una profunda alegría.
Su piel reluciente brillaba al contaste del blanco de la pared tras de él y del halo de luz que le envolvía, parecía completamente seguro de haberme llamado con el pensamiento, consciente de que había llamado a mi alma, que me habia dicho al oido "sal y mira a tu ventana" para verle, su semblante marcaba la seguridad de quien sabía que yo lo haría.
Entonces salí de casa, envuelto en una cobija que jalé rapidamente. Cruce la calle y dos pasos antes de llegar a él, sobre la calle, le dije:
- ¿Que pretendes con todo esto?
- Nada, sólo vine a visitarte, es todo.
- O sea, no me chingues! a estas horas uno no hace visitas y menos cuando ni siquiera has tocado o llamado para avisarme, tú me estas espiando ¿no?
- No te estoy espiando y ¿Quién dijo que no te llamé?
- No me llamaste.
- ¿Y como supiste que yo estaba aquí?
- No me chingues, yo no lo sabía, sólo salí y vi que había alguien y pues me asomé.
- Jajajaja!
- ¿De que te ríes?
- No vine a espiarte, vine a saludarte, vine porque me llamaste, vine porque me extrañabas y no te asomaste por ser curioso, te asomaste porque lo sabías y yo sonrío porque me amas tanto como yo te amo.
- ...
- Te he extrañado mucho, cada noche desde hace mil noches. Cada vida te he encontrado y en muchas vidas ya te he perdido. Sé que no estoy cerca como tú quisieras, pero nunca he estado lejos ni distante, me la he pasado observando tus andanzas, con la esperanza de que me llamases y mirases entonces por la ventana.
Él... él era... era alguien que yo sabía parte de mí. No sé describirlo, no te sé decir porque yo conocía a ese extraño frente a la ventana. Yo no sabía quien era, yo sólo lo vi sonreir ante mi ventana del otro lado de la calle, seguro de que yo lo vería. No lo desconocía pero nunca lo había visto antes. Entonces, en mi silencio, tuve miedo, porque tome consciencia de que nunca me cuestione a quien estaba viendo, si lo conocía, si era amigo, compañero, ligue o lo que fuera.
Simplemente era un desconocido que no me era extraño y que aún esforzándome en pensar no lograba dar con su recuerdo pero al verlo era una sensación real, vivída y tangible, era "él", era un "alguien" que era "parte de mí"...
- ¿Quién eres?
- ¿Tienes miedo?
- No, pero ¿Quién eres wey?
- jajaja, un viejo "conocido"
- No empecemos con el jueguito estúpido wey, no te quieras hacer el interesante...
- No, en absoluto. Soy un conocido demasiado antiguo para que puedas recordarme claramente, por eso juego contigo, porque me conoces tanto y de tal manera que es gracioso ver que no puedas recordarlo
- ¿Eres real?
Al decir esto, me acerque para tocar su brazo, él tomó mi mano con la suya, deteniendo mi acción y aclarando mi duda.
- ¿Tiene que ser "real" todo lo que tengas que tocar? ¿Necesitarías tocarlo todo en este mundo para "creer" que exista?, hay cosas que no se preguntan, se saben, como tú sabes que me conoces y que no tienes miedo.
- ¿Qué quieres de mí?
- Vine a verte, a decirte cuanto te amo, también para darte un abrazo y para que sepas que siempre he estado contigo. No quiero nada de ti, al contrario, tú tienes todo de mí y no vine para asustarte ni incomodarte, vine porque estás en un punto en el que realmente podía venir, mirarte y tocarte sin causarte un daño, vine para que me vieras porque cuando me recuerdes sabrás que tú has sido el que más querías verme y encontrarme.
En ese momento su mirada me penetró completamente y entonces recordé, pude recordar enfrente de quien estaba, pude recodar cada escena, cada momento, cada paso dado y entonces una infinita alegría me inundó por cada poro y cada vena y unas inmensas ganas de llorar me colmaban los ojos. Durante vidas y vidas él había sido encomendado a cuidarme, a vigilar mis sueños y mis pasos y yo nunca vi su rostro aunque lo conociera de siempre. Desde el día que fuimos uno, desde el día que fuimos unidos para siempre.
- Yo no merezco esto, ¿Porque he podido verte?
- Porque era tu deseo, desde hace muchísimo tiempo, y los deseos siempre son concedidos cuando nacen de la inagitable fuente de tu alma, de esa alma que late y palpita donde nadie puede tocarla, de esa alma que duerme y despierta en cada vida. Fuiste y eres un ser de luz que brilla por sí mismo, eres y serás siempre el tesoro que me fue confiado y yo no hago menos que amarte como tú siempre me has amado, porque aunque el humano olvide, siempre hemos permanecido a su lado.
- Eres real... pero ¿Cómo es que estás aquí frente a mí?
- Todos tienen derecho a vivir su propia vida y a hacer reales sus propios sueños, cuando tu me buscas, siempre me encuentras a tu lado, me buscas en cada detalle, en cada paso y cada cosa. Me buscas y me buscas cuando siempre me tienes contigo. Soy la materialización de tu propio sueño, soy lo que tú quieres que sea, soy lo que tú siempre has soñado que yo sea. Nunca estoy lejos y siempre voy contigo entre hojas, tabiques y personas, siempre te espío en ojos ajenos y hablo contigo a través de otras caras, siempre me llevas colgando como un talisman porque siempre he sido parte de ti mismo, así que no te sorprenda porque estoy frente a ti porque tú eres el que ha querido verme.
- ¿Podemos platicar, ahora que estás aquí frente a mí?
- Estamos platicando, pero, no puedo quedarme mucho más tiempo.
Entonces se acercó y me abrazó. Fue un abrazo tan mágico, tan lleno de un amor puro e inagotable; yo no alcanzaba a entender como fue que pude hacerlo, era incapaz de comprender como es que fuera real un sueño así.
Todo lo que necesitas siempre lo has llevado contigo, todo lo que eres forma parte de ti desde siempre y tienes dentro todo lo que necesitas para hacerlo real. Basta que tu deseo siempre sea una flama fuerte y poderosa para que tu petición sea escuchada y cuando no sea así, cuando la esperanza parezca desaparecer, para eso estoy yo aquí, para defenderte en nombre de todo cuanto te ama y para no dejarte olvidar nunca quien eres y de que formas parte.
Un deseo por si mismo no se puede hacer real si tú no crees, necesitas creer en tu capacidad para hacer real lo que nadie más creería de ningún modo. Muchos han llamado locos a quienes intentaron ser distintos y muchos nunca verán la mitad de lo que tú ya has visto y si hoy pude abrazarte es simple y sencillamente porque hoy más que nunca hay amor por el cual luchar y creer. Nunca tengas miedo de creer, nunca tengas miedo de soñar, sólo ten miedo de perder aquello que sabes que te puede amar.
Por lo tanto, no te pierdas a ti mismo.
- Te amo ¿sabes?
- Y yo a ti bebe, desde siempre. Debo irme ya pero sólo te diré una cosa más: Siempre estaré contigo luchando porque nunca dejes de quererte y si tu alma llegases a perder, aún en el infierno la iré a defender, porque tu luz es y fue siempre un resplandor que ciega y que triunfa sobre otros, que en ti mismo vive y que es la fuente que necesitas para hacer tus sueños realidad, nunca lo olvides.
- Ni eso ni a ti.
Sonrió, continuó mirándome fijamente y entonces, al raz de un parpadeo, me encontré a mi mismo frente a la ventana, mirando un poste que ilumina una pared blanca donde no hay nadie. Llevo una cobija puesta y tengo la sensación firme de haber despertado en ese instante. Entonces al dar la espalda, tengo la seguridad de saber quien está cerca.
Escucho las hojas de lo arboles moverse en un canto familiar y conocido y siento un frío que me acaricia suavemente. Sonrío, porque sé, con toda seguridad, que eres tú, parado ahí, vigilando mi camino.
Y no, no fue un sueño.
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