Hoy conocí un piano, un arpa, conocí y conocí pasillos del reino de los sonidos. Hoy, conocí tu sueño, conocí el alma de donde se desprenden los colores -invisibles pero audibles, intocables pero presentes- que tocan al corazón.
Lo admito, tener que despedirme es dejar ir una parte de mí, tener que decir "Nos vemos" en medio de la turbulencia me sabe amargo. Sólo guardo la esperanza de que este es el precio de lo que vale la pena, el apoyar, el no desistir, el resistir los embates pues yo me he prometido defender tu nombre, defender tu imagen...
A veces dudo, también lo admito. Dudo cuando llego a casa y veo que estoy tan lejos, dudo cuando siento que se escapa de mis manos un tesoro que apenas he encontrado... me da miedo perderlo, por eso dudo.
Pero nadie que te quiera te alejará de tus sueños y nadie que te ame no querra verte feliz.
Y porque te quiero respiro 30 veces para decirme que esto "pasará" y porque te amo me hago el fuerte, porque tu felicidad y tu sueño estan en juego.
Lo admito, los sacrificios conllevan costos y no quiero que el nuestro sea el costo de una separación. No después de encontrarme tan contento, tan libre, tan de alguien.
Y si para estar cerca tengo que permanecer a la distancia,
ten confianza de que mi corazón sabrá entender,
y de que aunque no sea fácil, yo podré comprender,
que esto es parte de un camino que ahora es nuestro.
Y si no fuera fácil tocar tu ventana,
me colaré entre las persianas y abrazaré tu silueta,
cuidando de los sueños, de mi músico y poeta,
de ese mi hombre que sí supo entender.
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