26 febrero 2007

Escuchando a David Torrens.

Me encuentro escuchando a David Torrens, un cantautor cubano que radica (todavía, quiero pensar) en Ciudad de México.

Muchos lo recordarán por una canción que fue "tema telenovelero": Sentimientos Ajenos. Ese tema le di a conocer en todo México.

Pero esta noche me ha dado por recordarlo pues es una persona que tuve el placer de escuchar y conocer en el auditorio Ricardo Flores Magón de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (mi escuela, ejem ejem) en Ciudad Universitaria hace ya varios años cuando presentó en ella su segundo material discográfico.

Fue un verdadero momento aquel! Yo le admiraba muchísimo por su primer disco pues su voz es para mi muy bonita. Ese día me enteré por carteles de que estaría en el auditorio y ni dude en ir. Esa tarde me la pase diciéndole a todo mundo del concierto y nadie me pelaba mucho y pocos recordaron quien era, así que me la pase dando la misma explicación de "es el cantante de tal rola de tal telenovela" y ahí empezaban a recordarlo pero el único que demostraba estar desespeado era yo.

A las 5 pm de aquel día me salí de mi clase para dirigirme al concierto, lo cagado fue que mis amigos, ya impregnados de la curiosidad le pidieron permiso al maestro para ir al concierto y al acceder me acompañaron. El concierto estuvo de huevos, comprobé que su voz es verdaderamente un prodigio y comprobaría después que su voz en el concierto era idéntica a la de su grabación, así que verdaderamente al cantar le pone todo su corazón.

Recuerdo momentos climax como cuando cantó "serenata telefónica", canción donde terminó llorando; eso es y será inolvidable.

Ese concierto al estar así de impresionante me provocó algo que pocas veces he querido hacer: pedir un autógrafo.

Al terminar y despedirse yo ya me encontraba abajo, esperando para poder subir. Su equipo de trabajo se retiro y empezaron a acomodar sus cosas y él se apartó hacia una mesa al final del escenario para tomar agua. Entonces me trepé y avancé derechito hacia él para buscar el ansiado autógrafo y con todo el gusto del mundo me sonrió y me firmo mi papel amarillo qe estaba al centro de mi pequeño Diario/Agenda personal de aquel año.

Quizá no sea ni la gran cosa ni un gran detalle, pero en verdad que ser el primero en pedirlo ese día (porque después se acumuló la fila) fue algo básico para mí. Ser y estar ahí compartiendo un instante con esa persona que me causa muchas cosas buenas en mi mente cuando le escucho, de verdad que ese momento tiene su magia.

Y ahorita, simplemente recordando su voz, recuerdo ese instante, un gran momento.

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