27 marzo 2012

Faro de Júpiter





XXXIX*
Ise no umi no
iso mo todoro ni
yosuru nami
kashikoki hito ni
koi wataru kamo.

(Lo amo y lo temo con
tanta constancia
como el oleaje brama
en la isla de Ise.)


Yo lo encontré, sentado en la playa... con su arco y su flecha de fuego, cerrados sus ojos: soñaba.

Y mire mis manos en sus manos, mi corazón en su flecha, mis huellas en sus pasos y mi luz en la arena.

Así que empecé a quererte un poco, un poco un mucho, para que no te enterases, de que yo te estaba viendo, pero tú ya me habías visto...

Eso, eso son los sueños.

Arena del caribe, un conjuro de Luna. Un deseo (que me veas sólo a mí), una verdad.

Ríe, llora; son la misma cosa. Nerviosismo, tranquilidad... taquicardia de amor.

Incredulidad y creencia; de la duda viene la fe... ¿cómo es que sin conocerme, me hace sentir el hombre más desnudo del mundo?


Eso, eso son los sueños.


Las noches son magia, desde el Faro de Júpiter. Cada noche te enciendo una luz, una que te indique el camino a casa.

Una vela infinita, cuyo destello ilumina al alma. No existe la distancia... si ilumino por dentro tu mundo.

Quizá nadie ha visto, lo mucho que me importas... ¡voy a brillar más, mucho más! ¡quiero que lo sepan!


Eso, eso son los sueños.



LXI*

Konu hito wo
matsuo no ura no
yunagi ni
yaku ya moshio no
mi mo kogare tsutsu.

(En la noche en calma,
estoy esperándote en la playa
de Matsuo y no llegas
y, como el agua resplandeciente,
también yo estoy ardiendo.)


¿Sabes? lo sé, el miedo vino a verme y me lo dijo (quizá nunca vuelvas), y aún así decidí quererte, sin obligación ni retribución. Cometí el delito, me acuso: culpable.

Porque sin una luz, ¿Cómo puede el amor volver a casa? Si yo no creo en ti, ¿cómo sabrás que es amor verdadero?

Por eso el faro, por eso me quedo, conjurando destellos, que iluminen el cielo. Así sepas, que en la orilla de la playa espero, por tu beso (tengo cerrados mis ojos). Yo puedo verte, incluso en la oscuridad.


Eso, eso son los sueños.


Son aquello que nace, de la imperfección que se es, la incomprensión que se torna, un susto que emociona. Es el sobresalto que se siente, cuando descubres que también caminas otro rumbo; otra sangre, otra fe... un santuario que no es de nadie más en el mundo.

Somos polvo de estrellas, hijos del rayo y del átomo. Somos, constelaciones del cielo, un libro hoja por hoja.

Somos un día, una noche, un cuerpo, una historia... por eso la escribo con rayo en el fuego... somos lo que nos lleva más allá de nosotros mismos.


Eso, eso son los sueños.


Eso somos, sueños,
De conocimiento, ignotos.
Y caminamos, y aprendemos,
la manera de volver a casa.

Y contamos historias,
que se marcan en la piel,
mientras tejen ese mapa,
que ha escrito Dios.

(Sueño que cuenta:) En una playa,
un sueño que haz soñado (con fuego entre sus manos),
Está marcando el cielo cada noche,
en espera de que vuelvas...



LXXX*

Sumi no e no
kishi ni yoru nami
yoru sae ya
yume no kayoi ji
hito me yokuramu.

(En la bahía de Sumi
las olas llenan la playa.
Incluso de noche, por
los pasillos del sueño
llego hasta ti en secreto.)




Luis )|( Astro



*Cien Poemas Japoneses




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