Escribir parece fácil. Simplemente escribes lo que vienes pensando, simplemente te dejas llevar y dices algo. Pero es mucho más que eso.
Para escribir debes sentir, vivir y saber. Escribir es un compromiso, una novia muy exigente en verdad.
Para escribir, es cierto, necesitas solamente un pedazo de papel, una pluma o algo que pinte y tener algo que decir. (hoy día nuestro lienzo es un monitor y nuestra pluma un teclado, sólo eso)
No se escribe lo que se piensa, se escribe lo que se cree y se siente en verdad. Si el escrito miente es porque el autor miente. Quien se percata de esto (como un enemigo) sabe perfectamente que está avisado de antemano de la situación que enfrentará y puede alejarse sin dificultad: quien se miente a si mismo ya se hace daño por sí solo y no vale la pena gastar energía inútilmente. Un enemigo inteligente no tiene porque perder tiempo en algo que ya consiguió, un enemigo insistente en destruir algo que ya está destruido no es un enemigo, es sólo un tonto.
Si una persona detecta que quien escribe se está mintiendo y le ayuda a corregir, esa persona es un Maestro.
Las palabras tienen un inmenso poder, son capaces de destruir paraísos y de construir islas flotando en el cielo. Saben expresar verdad y no hay sentimentalismo alguno que pueda hacer que una palabra escrita (un no, por ejemplo) se convierta en otra (un si, por ejemplo), se consideran definitivas, por eso los acuerdos más importantes se hacen por escrito. Un "no" verbal puede ser transitorio, pasajero (hablar no es igual que escribir, son similares solamente), un no por escrito es No. Si un sentimiento, pensamiento o acción por parte nuestra provoca real y verbalmente un cambio en nuestra actitud y entorno esta dará paso a un nuevo escrito, donde se exprese claramente el cese de palabras cuya validez ya no existe y la nueva llegada de un acuerdo. (Una calificación es un ejemplo... si logras cambiarla entonces la validez de la anterior cesa y refleja un nuevo resultado)
Las palabras no mienten, mienten las personas. Si un texto esta plagado de mentiras que la persona quiere creer está en uno la decisión final de creer en una causa perdida y ciega o buscar un nuevo lugar donde las palabras sean honestas.
Palabras complicadas no expresan inteligencia, palabras sencillas no necesariamente expresan ideas complicadas. El leer constantemente y el escribir constantemente hacen que nuestra virtud mejore y que las palabras sean cada vez más sólidas. Las palabras son reflejo de los sentimientos y la fuerza de un individuo, reflejan honestidad aun cuando la ocultan, reflejan su corazón aun cuando insulta, es lo que se llama leer entre líneas. Las palabras siempre salen de nuestro corazón y son interpretadas por la mente, quien tiene la última palabra de como diremos las cosas pero que no conseguirá ocultar la esencia que nace ya que nuestras propias palabras dejan huecos entre unas y otras que son llenados por aquellas que no decimos pero que pueden entenderse (hay quien puede verlas, siempre hay).
Una persona puede llegar a conocernos más que nosotros mismos leyéndonos. Así como cuando te miran a los ojos y pueden interpretarte. Así como cuando tu cuerpo y tus facciones te delatan, así es como el hablar y el escribir expresan el íntegro de ti mismo. Todos tenemos un modo de operar, una oficina interna que siempre se encarga de hacer el trabajo de una forma que casi es determinada, predecible.
Conocer no es "dominar", ser "predecible" no significa que no haya cambios. Si alguien te conoce por tus acciones y tus palabras, sabrá perfectamente que las personas crecen, cambian y que su entorno puede ocasionar que lo que hoy se interpreta perfectamente mañana pueda ser difuso e indescifrable. Uno escribe porque vive, porque siente... y la vida cambia. Las palabras también cambian junto con nosotros.
Hay palabras que no expresan mentira, pero tampoco dicen la verdad. Aquí leemos entre líneas, interpretamos y sacamos las posibles respuestas. Sólo tiempo y experiencia nos corroboran o descartan las hipótesis. Las palabras cambian, aumentan o disminuyen, porque nosotros cambiamos, eso es un hecho.
Si una persona nos oculta palabras es claro que la experiencia de vida nos ayuda a interpretar esto. Nadie quiere ser vulnerado, nadie quiere ser atrapado sin salida. Las personas decimos la verdad o mentimos como acto reflejo de defensa. Cuando ocultamos algo es claro que somos vulnerables y lejos de no quedar expuestos podemos hacer crecer la insistencia y los ataques de quien sabe interpretarlo. Cuando alguien tiene algo que ocultar gasta mas tiempo y recursos en ocultar y amurallar que en permitir. Quien permite puede quedar expuesto a los ataques y puede perder batallas, pero ganará experiencia y posteriormente no tendrá necesidad de ocultar porque tampoco habrá forma de alcanzarle. Somos lo que hacemos, somos lo que decimos de corazón, somos lo que escribimos desde el alma.
Una pequeña palabra puede decir lo que un libro entero no pueda...
Por eso, mi cuento favorito es un "Te Amo", sólo dos palabras.
Y por eso, mis palabras están plagadas de mí, porque disfruto como nada el inmenso placer de entender algo y de comunicarlo, de compartirlo. He escrito durante dos años de mis experiencias, de mi amor y de mi dolor. No esperando que sea necesariamente entendido, no deseando que se rían de mí y de mi pesar. Hoy ya sé que está página cuenta MI vida y que quien se burla de ella no ha escrito la suya, por eso aunque nunca he deseado que se burlen de mí tampoco podré evitarlo: entonces vivo.
He cumplido cabalmente con mi compromiso y mi sueño. Marcho ahora en dirección a un nuevo campo de batalla, más aguerrido y más sanguinario. Me he convertido en aquello que deseaba pero temía: un Caballero. Y práctico el arte de la espada con la firme idea de que necesito hacerlo ahora más que antes. Mi espada -mis palabras- pueden matar o liberar, y mi responsabilidad ha aumentado para conmigo mismo. Estoy lísto, para irme a batir al campo y para ocupar mi lugar entre las constelaciones. Aún consciente de que me pueden herir y de que puedo morir intentándolo.
No sé hacer otra cosa, este es mi sueño y si caigo quiero hacerlo en campo, dignamente, peleando! Y como no quiero ni voy a permitirme perder: Lucharé!
Hoy ya no soy solamente un mago negro.
Hoy es día de celebración! Dos años ha tomado despertar y tomar la empuñadora.
El príncipe tiene que defender su patria porque es hora de que se convierta en Rey.
Este ya no es el Diario del Príncipe, este es el Prólogo del Rey.
Para escribir debes sentir, vivir y saber. Escribir es un compromiso, una novia muy exigente en verdad.
Para escribir, es cierto, necesitas solamente un pedazo de papel, una pluma o algo que pinte y tener algo que decir. (hoy día nuestro lienzo es un monitor y nuestra pluma un teclado, sólo eso)
No se escribe lo que se piensa, se escribe lo que se cree y se siente en verdad. Si el escrito miente es porque el autor miente. Quien se percata de esto (como un enemigo) sabe perfectamente que está avisado de antemano de la situación que enfrentará y puede alejarse sin dificultad: quien se miente a si mismo ya se hace daño por sí solo y no vale la pena gastar energía inútilmente. Un enemigo inteligente no tiene porque perder tiempo en algo que ya consiguió, un enemigo insistente en destruir algo que ya está destruido no es un enemigo, es sólo un tonto.
Si una persona detecta que quien escribe se está mintiendo y le ayuda a corregir, esa persona es un Maestro.
Las palabras tienen un inmenso poder, son capaces de destruir paraísos y de construir islas flotando en el cielo. Saben expresar verdad y no hay sentimentalismo alguno que pueda hacer que una palabra escrita (un no, por ejemplo) se convierta en otra (un si, por ejemplo), se consideran definitivas, por eso los acuerdos más importantes se hacen por escrito. Un "no" verbal puede ser transitorio, pasajero (hablar no es igual que escribir, son similares solamente), un no por escrito es No. Si un sentimiento, pensamiento o acción por parte nuestra provoca real y verbalmente un cambio en nuestra actitud y entorno esta dará paso a un nuevo escrito, donde se exprese claramente el cese de palabras cuya validez ya no existe y la nueva llegada de un acuerdo. (Una calificación es un ejemplo... si logras cambiarla entonces la validez de la anterior cesa y refleja un nuevo resultado)
Las palabras no mienten, mienten las personas. Si un texto esta plagado de mentiras que la persona quiere creer está en uno la decisión final de creer en una causa perdida y ciega o buscar un nuevo lugar donde las palabras sean honestas.
Palabras complicadas no expresan inteligencia, palabras sencillas no necesariamente expresan ideas complicadas. El leer constantemente y el escribir constantemente hacen que nuestra virtud mejore y que las palabras sean cada vez más sólidas. Las palabras son reflejo de los sentimientos y la fuerza de un individuo, reflejan honestidad aun cuando la ocultan, reflejan su corazón aun cuando insulta, es lo que se llama leer entre líneas. Las palabras siempre salen de nuestro corazón y son interpretadas por la mente, quien tiene la última palabra de como diremos las cosas pero que no conseguirá ocultar la esencia que nace ya que nuestras propias palabras dejan huecos entre unas y otras que son llenados por aquellas que no decimos pero que pueden entenderse (hay quien puede verlas, siempre hay).
Una persona puede llegar a conocernos más que nosotros mismos leyéndonos. Así como cuando te miran a los ojos y pueden interpretarte. Así como cuando tu cuerpo y tus facciones te delatan, así es como el hablar y el escribir expresan el íntegro de ti mismo. Todos tenemos un modo de operar, una oficina interna que siempre se encarga de hacer el trabajo de una forma que casi es determinada, predecible.
Conocer no es "dominar", ser "predecible" no significa que no haya cambios. Si alguien te conoce por tus acciones y tus palabras, sabrá perfectamente que las personas crecen, cambian y que su entorno puede ocasionar que lo que hoy se interpreta perfectamente mañana pueda ser difuso e indescifrable. Uno escribe porque vive, porque siente... y la vida cambia. Las palabras también cambian junto con nosotros.
Hay palabras que no expresan mentira, pero tampoco dicen la verdad. Aquí leemos entre líneas, interpretamos y sacamos las posibles respuestas. Sólo tiempo y experiencia nos corroboran o descartan las hipótesis. Las palabras cambian, aumentan o disminuyen, porque nosotros cambiamos, eso es un hecho.
Si una persona nos oculta palabras es claro que la experiencia de vida nos ayuda a interpretar esto. Nadie quiere ser vulnerado, nadie quiere ser atrapado sin salida. Las personas decimos la verdad o mentimos como acto reflejo de defensa. Cuando ocultamos algo es claro que somos vulnerables y lejos de no quedar expuestos podemos hacer crecer la insistencia y los ataques de quien sabe interpretarlo. Cuando alguien tiene algo que ocultar gasta mas tiempo y recursos en ocultar y amurallar que en permitir. Quien permite puede quedar expuesto a los ataques y puede perder batallas, pero ganará experiencia y posteriormente no tendrá necesidad de ocultar porque tampoco habrá forma de alcanzarle. Somos lo que hacemos, somos lo que decimos de corazón, somos lo que escribimos desde el alma.
Una pequeña palabra puede decir lo que un libro entero no pueda...
Por eso, mi cuento favorito es un "Te Amo", sólo dos palabras.
Y por eso, mis palabras están plagadas de mí, porque disfruto como nada el inmenso placer de entender algo y de comunicarlo, de compartirlo. He escrito durante dos años de mis experiencias, de mi amor y de mi dolor. No esperando que sea necesariamente entendido, no deseando que se rían de mí y de mi pesar. Hoy ya sé que está página cuenta MI vida y que quien se burla de ella no ha escrito la suya, por eso aunque nunca he deseado que se burlen de mí tampoco podré evitarlo: entonces vivo.
He cumplido cabalmente con mi compromiso y mi sueño. Marcho ahora en dirección a un nuevo campo de batalla, más aguerrido y más sanguinario. Me he convertido en aquello que deseaba pero temía: un Caballero. Y práctico el arte de la espada con la firme idea de que necesito hacerlo ahora más que antes. Mi espada -mis palabras- pueden matar o liberar, y mi responsabilidad ha aumentado para conmigo mismo. Estoy lísto, para irme a batir al campo y para ocupar mi lugar entre las constelaciones. Aún consciente de que me pueden herir y de que puedo morir intentándolo.
No sé hacer otra cosa, este es mi sueño y si caigo quiero hacerlo en campo, dignamente, peleando! Y como no quiero ni voy a permitirme perder: Lucharé!
Hoy ya no soy solamente un mago negro.
Hoy es día de celebración! Dos años ha tomado despertar y tomar la empuñadora.
El príncipe tiene que defender su patria porque es hora de que se convierta en Rey.
Este ya no es el Diario del Príncipe, este es el Prólogo del Rey.
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