A veces siento que el andar de nuestos pasos no es muy nuestro, que muchas de las experiencias parecieran estar dictadas por la fuerza de un universo extraño, de un Dios juguetón que intensifica su risa cuando los detalles, los momentos, se hacen trascendentes y alteran al universo.
Veo nuestros pasos a través de caminos infinitos, donde campos y grandes pastos rodean el brillo refulgente de este amarillo bendito.
Caminamos, viviendo día a día con la ruta a la que ambos pies conducirán. Caminamos, inconscientes de todos los encuentros que vendrán.
Un día, de entre todos los encuentros y despedidas, aparecen personas por quienes los pasos se hacen lentos. Lentamente empezamos a pensar en detener el flujo de estos pies, en detenerlo todo eternamente, en caminar de una forma mas "cercana", en crear sedentarismo: un hogar.
Caminar es una experiencia, ganada al andar. Todos caminamos diferente aunque a todos parezca igual. Caminar significa moverse, seguir el flujo y el ritmo del viento y la vida. A veces, aunque el sueño parezca ser "de por vida" es sólo una experiencia más de movimiento, de danza de nuestos pies, cuya poesía enmarca el misterio de los pasos lentos, impercebtibles y trascendentes: los pasos del amor.
El amor transforma la vida del que toca. El amor conduce a caminos mas altos y también más hondos. El amor te crea, te consume, te revive, te destruye: se transforma. El amor habita un periodo raro, el juego de Dios.
Siempre que parte, el juego reinicia. Hide N Seek Once Again.
Se oculta, caminas, lo encuentras, te evade...
Una y otra vez, hasta que te abraza y se rinde.
Ese es el día que llegas a destino.
Al caminar... nos hemos extravíado, nos hemos perdido. Incluso hemos caminado por lugares que no eran nuestro camino. Al caminar, al encontrar y al perder es posible perderse. Y para esos momentos, un aviso es más que suficiente:
En el juego de dios, tus pasos son decisivos,
a la luz u obscuridad podrás conducir tu camino,
sólo recuerda que todos somos tránsito en la vida,
y nos llevamos de uno en uno, de un punto a otro cada día.
La perdida es encuentro para otro,
al llevarnos transmitimos: sabiduría.
Sin saberlo, la gente ignora que cuando camina,
crece su alma, crece su espíritu.
El amor, es llevarnos por un trecho del largo camino.
Es conducirnos del encuentro a la despedida,
A través de un camino lleno de lozas amarillas,
Porque todos queremos saber quién es el mago.
Cuando dos caminos se separán hay alguien, en algún lugar, que te está esperando.
Caminando encontrarás lo que haga falta, recordarás lo vivido y aprenderás a dejar atrás y seguir tu camino. A veces es lento, a veces hay ritos, pero es siempre necesario seguir caminando. Si no decides caminar también decides no encontrar.
Cada paisaje es distinto, cada encuentro diferente, cada instante único y cada paso: irrepetible. Me conduzco del punto donde empecé al punto dondé soñé. Te llevé al punto donde era debido, me he despedido y caminé. Me esperan, me aguarda, un camino que camino y un par de pies que me acompañen.
A fin de cuentas, yo juego el Juego de Dios.
Veo nuestros pasos a través de caminos infinitos, donde campos y grandes pastos rodean el brillo refulgente de este amarillo bendito.
Caminamos, viviendo día a día con la ruta a la que ambos pies conducirán. Caminamos, inconscientes de todos los encuentros que vendrán.
Un día, de entre todos los encuentros y despedidas, aparecen personas por quienes los pasos se hacen lentos. Lentamente empezamos a pensar en detener el flujo de estos pies, en detenerlo todo eternamente, en caminar de una forma mas "cercana", en crear sedentarismo: un hogar.
Caminar es una experiencia, ganada al andar. Todos caminamos diferente aunque a todos parezca igual. Caminar significa moverse, seguir el flujo y el ritmo del viento y la vida. A veces, aunque el sueño parezca ser "de por vida" es sólo una experiencia más de movimiento, de danza de nuestos pies, cuya poesía enmarca el misterio de los pasos lentos, impercebtibles y trascendentes: los pasos del amor.
El amor transforma la vida del que toca. El amor conduce a caminos mas altos y también más hondos. El amor te crea, te consume, te revive, te destruye: se transforma. El amor habita un periodo raro, el juego de Dios.
Siempre que parte, el juego reinicia. Hide N Seek Once Again.
Se oculta, caminas, lo encuentras, te evade...
Una y otra vez, hasta que te abraza y se rinde.
Ese es el día que llegas a destino.
Al caminar... nos hemos extravíado, nos hemos perdido. Incluso hemos caminado por lugares que no eran nuestro camino. Al caminar, al encontrar y al perder es posible perderse. Y para esos momentos, un aviso es más que suficiente:
En el juego de dios, tus pasos son decisivos,
a la luz u obscuridad podrás conducir tu camino,
sólo recuerda que todos somos tránsito en la vida,
y nos llevamos de uno en uno, de un punto a otro cada día.
La perdida es encuentro para otro,
al llevarnos transmitimos: sabiduría.
Sin saberlo, la gente ignora que cuando camina,
crece su alma, crece su espíritu.
El amor, es llevarnos por un trecho del largo camino.
Es conducirnos del encuentro a la despedida,
A través de un camino lleno de lozas amarillas,
Porque todos queremos saber quién es el mago.
Cuando dos caminos se separán hay alguien, en algún lugar, que te está esperando.
Caminando encontrarás lo que haga falta, recordarás lo vivido y aprenderás a dejar atrás y seguir tu camino. A veces es lento, a veces hay ritos, pero es siempre necesario seguir caminando. Si no decides caminar también decides no encontrar.
Cada paisaje es distinto, cada encuentro diferente, cada instante único y cada paso: irrepetible. Me conduzco del punto donde empecé al punto dondé soñé. Te llevé al punto donde era debido, me he despedido y caminé. Me esperan, me aguarda, un camino que camino y un par de pies que me acompañen.
A fin de cuentas, yo juego el Juego de Dios.
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