23 mayo 2009

No temo perder, temo no disfrutar...‏


Para Hugo...

Uno de esos amigos que quise siempre...



Una vez una persona especial me dijo: “No temas perder a alguien, teme no disfrutarlo”. Cuando tomamos una decisión que altera todo el curso de nuestros pasos y que nos separa de un camino o de personas especiales es normal que el corazón duela… ¿normal? Sí… porque estás vivo y sientes. El que algo duela implica que te importa, implica que te ocupa, pero también implica que uno lo supere… (porque a “casi” nadie le gusta sentir dolor)

Las cosas cambian, nuestros amigos, nuestro trabajo, nuestras parejas… muchas de esas cosas no siempre cambian a petición nuestra y a veces ocurren tan rápido y por cosas tan simples que uno cuando voltea la cara lo piensa y lo medita: “no mames! Hace apenas una hora, un día, un mes: todo “estaba” bien”

Estaba…

Lo único que ocurre es que uno cambia de escenario, cambia de patrones y vuelve a empezar… como cuando te atajas de la lluvia en un sitio y en determinado momento (con o contra tu voluntad) tienes que volver a salir al camino, así siga lloviendo, así ya se pueda andar… el punto es que vamos a algún lado y que esa meta no cambia porque ese es nuestro deseo, el punto o el lugar al que queremos llegar (y que “se supone” no depende de nada ni de nadie más… porque es TU camino)… cuando no recuerdes cual es el camino y sea fuerte el dolor de lo que creemos perdido basta recordar que lo importante lo llevas cargando, porque tu eres quien se conduce de donde está a donde quiere ir…

Pensar en tus culpas y tus errores es como entrar a un cuarto donde vas a que te quemen los pies… la culpa es un ejercicio frío, donde cruelmente los hechos y la razón ya no parecen lo que creíamos cuando lo hicimos usando los sentimientos o la pasión… dicen por ahí “cabeza y corazón se contradicen” porque efectivamente: no son iguales.

Ambos lados del camino existen y la culpa es un ejercicio que puede mermar y destruir la valentía de las personas, sus ilusiones y su ánimo. Por eso, cuando entras al cuarto donde todo es abrasivo debes recordar dejar un hilo de cordura al centro del cuarto, sólo un hilo… ese hilo es, no tu escape, es tu soporte… recordar y darte tiempo para sentir como el corazón se vacía y se adolece, porque cuando te involucras: siempre duele. Con el tiempo descubres que duele y causa culpa porque importa, porque realmente importa y porque eso que viviste no estás dispuesto a olvidarlo, incluso a superarlo… pero es necesario, porque la vida cambia, porque las cosas cambian y porque quedarte detenido sólo te destruirá a ti y a aquello que pretendas proteger o recuperar…

Cuando el amor empieza a abandonar el cuerpo contra nuestra voluntad, duele. Muchos tras ese dolor no lo vuelven a intentar, pero no debe ser así… El dolor enseña y la enseñanza crea madurez, pero toma tiempo… Sin querer uno ve abierto el grifo del corazón y el agua interna escapa sin poder darnos tiempo de agarrarla o de cerrar la llave… el vaciado es tan necesario como el sentimiento que no queremos perder, pero es absolutamente necesario para volverlo a sentir adelante… Si no te enseñas tus lecciones volverás a cometer tus equivocaciones pero también… si no te vacías no entenderás porqué ocurrió, como ocurrió y para qué ocurrió.

A veces nos concentramos tanto en mirar lo perdido que olvidamos lo ganado o la nueva conquista a encontrar… si ya no tienes tierra y si el cansancio y el dolor te hacen pensar que ya no habrá algo igual ten la seguridad de que te equivocas (y lo sabes): porque el corazón se cura y porque uno aprende: Todo, a su tiempo, pasa…

Pueda ser que algo o alguien en tu vida ya no esté… pero aún estás tú y de ti dependerá hacia donde caminar, que llevarás cargando y que entregarás en adelante… se y siente lo que quieras sentir, entra a todos los infiernos que quieras siempre y cuando dejes el hilo que te recuerde siempre que importas tú, que esto pasará y que lo peor de vivir algo o a alguien no es perderlo: es no disfrutarlo…

Pobre de aquel cuya culpa y cuyo hilo se hayan corruptos… porque quedará perdido…

Y tú no estás perdido…

Lo vivido siempre formará parte de nosotros y nuestra historia, nada ni nadie jamás será o vivirá lo que tu fortuna de dejo sentir con las experiencias que hoy se van. Duelen las cosas porque no somos de palo, porque sentimos y nos involucramos, porque no somos “malos” sólo somos “humanos”. Nadie sabe lo que pase mañana, nadie sabe si algo vuelva o si algo desaparezca para siempre… pero una cosa es cierta: siempre hay más cosas adelante, cosas en las que ahora no piensas ni reparas pero existen y están ahí esperando que llegues y toques… (llegado su momento)

“Cómo un tambor… un nuevo tambor…”

Pueda parecer fácil que alguien trate de dar ánimo, a fin de cuentas “uno no lo está sintiendo” y no sabrá jamás lo que tú sientes completamente, pero no puedo quedarme sin decir nada si te veo triste, porque aunque tú no lo sabes y nunca lo preguntas también he estado en esa posición muchas veces, orillado entre culpas y pasados que se remontan a horas… horas que quisiera uno borrar, donde uno quisiera haber dicho algo diferente, haber dicho un “Sí” que fuera para siempre o de menos de una mejor manera y por más tiempo…

Pero todo cambia… siempre cambia y entenderás porqué pasó, tarde que temprano… no porque lo diga yo, no porque sea lógico que lo superes y que tiene que doler… lo entenderás porque nuestro destino en vida es comprender y para ello usamos el método que llevo a humanos como nosotros a ocupar un sitio entre las estrellas: ensayo-error.

Aprenderás y eventualmente: crecerás. Crecer es tu evolución, porque mañana, cuando toques el tambor en cualquier parte habrá una rola que dediques a ella, una rola que esté llena de todo esto que ahora sientes por dentro, ya condensado y claro, aún apasionado y siempre ardiente, porque uno nunca deja de amar a alguien que importa, uno aprende a superarlo porque “no temes vivir ni dejar vivir”… lo mejor para cada lado es “disfrutar el camino” llevando lo mejor de la otra persona consigo.

Si no aprendes nada no importa… ya te enseñarás… porque aunque cabeza y corazón se contradigan siempre hay un punto donde se equilibran…

“Madurez”…

Siempre habrá un espacio en ti para alguien a quien entregaste amor… le llamamos “la cicatriz”, la marca que dejó alguien en un espacio y tiempo que no se comparará nunca al de nadie más. Las cicatrices duelen pero guardan dentro recuerdos que son tuyos y ten la seguridad de que, del otro lado de la historia, también hay una cicatriz que tiene tu nombre y con sus recuerdos dentro… ya no te pertenecen, ya son sólo nuestras las cicatrices, pero uno no olvida lo que ama, porque olvidarías lo que tú eres…

Volverás a estar entero y el tiempo que esto tome y la forma en que la vida siga es una nueva aventura que vale la pena. Toma el tiempo que necesites para estar bien y haz lo que tengas que hacer para recuperar tu vida y su control… nada hay que juzgar, porque eres mi amigo, a quien tome tal y como es… te disfruto, porque me importa, porque estás aquí y porque (recuerda): Tú tienes todo lo que necesitas para volver a estar bien.

“no temo perder… temo no disfrutar”

Y fuiste muy feliz… ¿no es esa una buena razón para sanar y seguir andando?

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