11 febrero 2006

Crónicas de un viaje a otro mundo ( 1 )


Estoy sentado a media luz, contemplando las siluetas que entran por este bar...

"Five fathoms" suena al fondo y mientras miro sin mirar, busco sin querer. La soledad me ha traído en busca de una presa, de un lugar donde olvidar mis recuerdos... sé que persigo sueños vanos.

Mi copa yace en la mesa, provocadora, a la espera del interesado... mi intención es clara: alguien estará a mi lado. Mientras las personas llegan a este lugar yo me distraigo mirando las escenas que se proyectan en una pantalla, de colosales cuerpos bien tornados que posan sus cuerpos a la finura de una lente para el placer de un hombre que con ellos logre ponerse aún más caliente.

El lugar es agradable, no buscaría menos... la atmósfera es tibia, liviana, permite flotar aquí, cual fantasma entre las sombras.

Los sirvientes son leales, atentos, aún no descorazonados por la sed de más y más monedas... aún conservan un rasgo humano en sus miradas, aún se ven conectados al mundo... me gusta cuando alguien es así. Alguna vez yo fui así...

La gente y sus recursos van llegando... desde la jota que busca llamar la atención de un maduro hasta el maduro más maduro que busca reencontrar algo de aquello que el tiempo se ha llevado. La atmósfera incita a todos alrededor, todos se van colocando y algunos ya están agazapados en sus rincones a la espera de cazar o ser cazados. El ciclo de siempre... ¿el ciclo sin fin le llamo alguien no?

No requiero de esconderme, no requiero de buscar... llegará... siempre llega. Olvidaré en minutos que el mundo existe, que el universo conspira, que todos tenemos pasado. Sólo me importa el presente, el tacto febril de este presente que me lleva a recordar días de verano que se han ido y a fijar con fuerza mi energía en la impresión falsa de que quizá encontraré mi corazón de vuelta esta noche... pero eso no pasará.

Ya dejo de pasar hace mucho tiempo...

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