11 marzo 2007

Nunca Acabará...



Quiero hablar mas en serio que nunca en este diario:




El costo de una decepción es enorme para mí, es dar una gran cantidad de recursos a mis sueños para mentenerlos vivos e intactos para que llegué de nuevo un vendabal que los quiera tumbar estando dentro. Cuesta muchísimo trabajo no desistir, mantener la sonrisa, pensar que no pasa nada y que simple y sencillamente: las cosas pasan.

Sí, las cosas pasan, pero dejan marcas.

Y el precio a pagar es altísimo, porque las cosas cambian y porque el río que alguien logró encontrar, inexplorado por alguien anterior, se va secando y la tierra empieza a resentir la ausencia de aquello que le encontró. Porque me aislo y vuelvo a ser el niño, que aún querido, que aún amado, fue dejado solo porque "siempre hubo algo más importante"




La historia comenzó hace muchísimos años siendo mi propia madre quien marcase esa pauta. Ella me dejo en manos de mi padre siendo un niño de año y medio a cambio de su libertad y efectivamente fue libre de hacer y deshacer, tuvo 4 hijos más y en sus argumentos dice quererme y que soy su hijo cuando literalmente ella me abandonó. Ella en su mente puede quererme, practicamente amarme pero ¿dónde está ese amor? ¿Dónde?




Si ella, que no despues de 25 años no ha vuelto: ¿Qué me mantiene pensando que tú lo harás?




Mi padre, quien dedicó años enteros a ver por mí y defenderme de un mundo hóstil, tuvo que irse hace 15 años a los Estados Unidos porque las cosas en casa estaban bastante mal por una deuda que él se aventó. Asumió su responsabilidad, sopesó las opciones, me pregunto si debía irse y por amor le dije que sí, pero aunque en 15 años nunca ha dejado de preocuparse por mí y nunca me ha dejado tirado o desamparado sí te puedo decir que no me conoce, que no sabe quien soy y que pienso ahora. Para él soy el mismo niño que dejó antes de irse, él vive de sus recuerdos de "la gente que él amaba" sin saber ni conocer como es esa gente ahora. Puede amarme, no lo dudo, pero ¿Dónde esta ese amor? ¿Dónde? ¿Está en el dinero que mando todo este tiempo? ¿está en sus llamadas de una vez al mes? ¿Está en las cosas que compró y envió pensando en nostros? ¿Lo material sustituye realmente la experiencia real de haberme visto crecer? No dudo que tomó la decisión correcta: pensar en su futuro, pero ¿y dónde quedé yo que soy su hijo, después de 15 años? Hay mucho de positivo y negativo (finalmente las cosas son así y no de ota forma) pero el costo ha sido altísimo y dudo mucho que algo de ello sea recuperable después de tanto tiempo.




Muchas cosas están mal desde atrás... desde ahí comenzó la historia que nunca acaba, desde ahí me hice aferrado a las luces encontradas y siempre, desde niño, aprendí a sobrevivir con lo que quedara para mí. Soy bastante caprichoso (pues fuí el hijo único) y evidentemente nunca me ha gustado tener poco de las cosas y no obstante eso al encarar mis relaciones siempre he sido accesible, he permitido que las personas se manifiesten tal cual son y he aceptado sus formas de vida con agrado y sin exigir lo que no podían dar pues he aprendido mucho de ellos tal y como venían a mí. Soporté por años ir a fiestas bugas donde yo nunca atraía nada, soporte por años conversaciones de chavas amigas a quienes siempre les iba mal en el amor y siempre ahí: atendiendo al prójimo, mientras para mi quedaba la gran frase de "eres un gran chavo, bastante maduro"




Y a mí ¿De que putas me sirve ser maduro?




Cuando niño, mi familia no tenía las cosas que tenemos ahora, éramos bastante pobres y aún así supe ser feliz, porque el ser un niño me dejo claro que no necesitaba de grandes lujos ni de grandes cosas para ser feliz, bastaban los detalles, los momentos, las experiencias que compartía con los otros. Crecí aislado, esperando el momento, el momento de salir y buscar ese "algo más" que estaba haciendo falta, ese brillo que no me dejase. Lo hice porque evidentemente la vida te deja marcas y mi familia tuvo que abandonarme miles de veces pues del trabajo pendían nuestras vidas.




Mi Abuela (que es para mí la verdadera madre) se iba del cuarto de vecindad a las 7 de la mañana y regresaba puntual al medio día para bañarme y darme de comer. Yo jamás podré olvidar ese huevo revuelto con salsa catsup que comía y el estar sentado ahí con mi pantalon azul y mi suéter rojo, antes de irme al kinder. Ella me llevaba y yo, sin llorar jamás, entraba al kinder y convivía con los demás, siguiendo adelante. Nunca critiqué el abandono, el tener que despertar y encontrarme solo, el tener que aprender a que la tele era mi mejor amigo o que si querias platicar podías hacerlo tú solito, siempre entendí y trate de entender que había una razón para ello, que era importante para mi familia, por mucho amor que me tuvieran, el estar allá afuera buscando mejorar.




Pero los golpes dejan marcas y el abandono es un ente muy cruel.




La única manera de mantener los sueños vivos fue creer, fue confiar, fue tener la esperanza de que eso acabaría, de que un día ellos tendrían tiempo y que podríamos reponer todo lo que no se había podido. Eso es algo que aún desconozco.




El precio de la decepción fue seguir soñando, fue mantener el sueño a toda costa, sin dejar que nadie lo tocase, porque un día yo sería mas grande y sería mas fuerte y entonces sería capaz de encarar mi propia vida, de encontrar aquello tan buscado, tan ansiado, tan desconocido pero tan saboreado y olido a la distancia, como pasear frente a un restaurante y oler el rico sabor de un platillo, imaginarte comiéndolo, disfrutándolo aunque ni siquiera sepas que es o de que está hecho.




Es muy duro tener que vivir así, de compensación y esperanza.




No vengo a reclamarle a nadie, finalmente, por algo están viviendo sus vidas. El historial de abandonos viene de tan lejos que en realidad es un asunto ya conocido, el gran ciclo que simple y sencillamente no se rompe, que nunca acabará...




Ya no hay esperanza ni más sueños, sólo quedo yo, el yo real, para forjarme mi propio camino como sea que pueda. Gracias al sacrificio y las experiencias de todas estás cosas yo crecí y gané eso que han llamado "madurez" y que no me sirvió para ser grande ni para ser fuerte, simplemente me ha ayudado para algo que puede ser bastante simple y inútil pero muy trascendente: sobrevivir.




Sé que por lo menos una persona en este mundo sabe porque "Keep Trying" significa tanto pará mí. Sé que el amor de mi padre y de mi madre (mi abuela, no la otra) es real y verdadero a pesar de las miles de formas en que me han herido, sé que tú un día me encontraste y encontaste un mí un montón de cosas bellas y hermosas y créeme: te lo agradezco infinitamente.




Nunca esperé conocerte, nunca esperé que tuviera yo la fortuna de vivir tal cantidad de aventuras y de decepciones (y créeme, te estoy infinitamente agradecido de haberte fijado en mí aunque no fuera perfecto). He corrido siempre el riesgo de seguirlo intentando, de seguir creyendo pero honestamente: he empezado a cansarme de esto, de repetir el mismo patrón una y otra vez, lo cual me hace pensar que es mi culpa.




Por eso sé que nadie me dará respuestas y sé que no llegará compensación para años de vivencias y abandonos, sólo me queda mirar adelante y hacer como que "no paso nada" para no odiarlo todo, para no dejar que la herida sangre eternamente, porque digo ¿por algo debe ser no?



No malentiendas mi fatalismo, no estoy peleado con la vida ni nada, simplemente decepcionado y tengo una inmensa necesidad de decirlo, de que alguien me escuche, de que alguien quizá pueda entenderlo.




Hay alguien a quien he de defender, hay alguien que me necesita desesperadamente, hay alguien que no me abandonará y que despertará cada mañana a mi lado. Hay alguien que me verá comer mi huevo revuelto y llorará conmigo y hay alguien que me dirá "te quiero" teniendo la certeza de que es verdad.




Y ese alguien, soy yo mismo.



Y sí, sé que voy a ser muy criticado por decir esto y no, no tengo miedo.



Finalmente, esto también soy yo.

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