23 julio 2007

No hay lugar como el hogar!



En este camino,
lleno de colores,
puedo perder horizonte,
si me dejo llevar por todos ellos.

No busco poseerlo todo,
ni quiero acabarme el sueño,
con un color me conformo,
el color de mis sueños.

No salimos a la calle esperando encontrarnos de frente al destino, yo no esperé vivir las aventuras que viví ni imaginé la cantidad de tonalidades que puede tener un sentimiento. De los cálidos naranjas del primer flash de cariño a los tibios azules de una contemplación y un recuerdo, de los rojos incontrolables de un sentimiento prendido, incluso extraviado, a los verdes que hablan de la convivencia, de la amistad y de la seguridad...

Sin nada esperar, nos azotan los cambios, las tonalidades se alteran, los colores se pierden, se cambian...

ya lo dice Utada:

"La ventana esta teñida
con marcas de colores
que se han perdido"

Todo cambia, de repente se transforma, la vida que conocíamos de repente nos transporta...

¿A dónde?

Del lugar que conocimos al sitio en que tenemos que estar.

Sin saberlo, se dibuja en tinta negra cada huella de nuestros pasos en el libro de las andanzas, libro que lleva nuestro nombre y que se uné a la páginas de otros, el libro de nuestras vidas.

En el libro de las andanzas somos protagonistas y toman parte todos los actores, representando no un papel sino un andar a través de nuestras páginas. Las llenan de brillos, las manchan de oscuros, dibujan delicadamente y a veces son sólo agresivos. Su papel no es un manuscrito predeterminado, su papel es una hoja, blanca y reluciente, que es llenada con historias, con experiencias, con la riqueza de un lenguaje que no necesita ser entendido sabiendo que letra es la A ni cual la Y, que necesita únicamente del corazón para saber a que emociones se apela.

Todos buscamos un algo que viene latiendo en nuestros corazones,
ilusión que nos inspira, que es nuestra razón de buscar supervivencia,
nos resistimos a morir, a dejar que el rojo profundo inunde su tristeza,
preferimos el andar del rojo que brilla, del rojo que late.

No hay lugar como el hogar,
lleno de sus colores,
de sus emociones,
lleno de tu tono, nuestro tono.

Encontrar tu lugar es la misión de la vida,
encontrar a donde perteneces, porque razón no desistes cada día,
mirar sus ojos, saberte perdido,
extraviado en un mundo que desde siempre conocías.

Repetirás 3 veces las cosas,
provocaremos magia y volaremos a casa,
para tener el resto de nuestra vida para continuar escribiendo
un libro atestado de hojas, de colores, de experiencias... de emociones.

Al lado del camino esperaré,
a que me encuentres y me acompañes,
vamos a ver al mago, vamos a pedirle que cumpla nuestros sueños,
que bien sabemos que es el camino y el andar quien nos los hará realidad.

En este camino,
lleno de colores,
puedo perder horizonte,
si me dejo llevar por todos ellos.


No busco poseerlo todo,
ni quiero acabarme el sueño,
con un color me conformo,
el color de mis sueños.



El color amarillo, del camino que nos llevé a ellos.

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