11 julio 2008

Armonía.


Baja la frecuencia de los sonidos,
Dejame enlazar mis versos y escúchalos lentamente,
No hay necesidad de crear ruido para causar efectos,
Deja que tú y yo hagamos música: armonía.

Si el corazón duele,
Recarga tu cabeza en mí y déjame regalarte sonidos,
Que se lleven los pensamientos mientras mi calor te abrace,
Deja que tu corazón sea bueno.

Yo también extraño,
Días, momentos, personas... cosas que se han ido,
Yo también sufro la frustración y los vaivenes de los cambios,
El tiempo también es a veces para mí un cruel enemigo.

Shh... puedes escucharlo? Mi latido,
Una a una, las notas crean un compás tranquilo,
No todo en el mundo es ruido y tiempo perdido,
Cuando estamos juntos, sonido y tiempo: armonía.

Sentados en el pasto que ha crecido,
La noche no nos ha pedido nada,
Ha regalado un pentagrama que llenar con estrellas,
Sonidos que llevan un interior que brilla por sí mismo.

Suéltalo ya! Y con ello suelta la rienda,
No temas, nadie ha muerto por recibir un exceso de amor,
toca mi corazón, siente su balance, los sonidos entonces se equilibran,
no existe el ruido entre dos corazones que saben la misma canción.

Ya no duele, ya es pasado,
Puedes cantar conmigo una simple canción,
Nada puede lastimarte, nada se ha perdido ni te ha abandonado,
el sonido se equilibra y cuando no: he aquí mi hombro y este corazón.

Susurra, susúrralo apenas,
escucha, repite, recuérdalo: aquí por ti estoy,
juntos, escribimos las notas de nuestro destino y nuestra canción,
en compáses perfectos, brillan las estrellas, una noche entera: en armonía.

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