19 julio 2008

En la casa de los sonidos. -fragmento sin clasificar-


Papá solía pescar, solía llevarme cada domingo a pasar el dia entero a aquel lago y contemplar el tiempo pasar. Nunca fuimos buenos pescando, pero jamás lo dejo de intentar. Recuerdo que las veces que tuvimos suerte era un día brillante! un regalo que ahora extraño. Pescábamos por el arte de ver el mundo ocurrir, la tranquilidad de los respiros y esa sensación cálida que dejaba fluir conversaciones tan simples como imaginar si las nubes serian de algodón o qué se sentiría caminar por debajo de la superficie del agua completamente de cabeza a como caminamos normalmente y debajo del linde de la superficie. Vaya sensación... hoy comprendo lo que esa sensación era... era paz.

En eso pienso cuando veo la caña de pescar montada en aquel closet. A veces deseo que papá hubiera sido más claro con sus enseñanzas, que me hubiera dicho textualmente: esta sensación es la paz, consérvala siempre y encuentra la forma de conducir tu vida a entornos que te la aseguren. Pero quizá papá sabe muchas más cosas de las que quiso mostrarme, debe haber alguna razón para que no lo hiciera, como si quisiera que cada vivencia enseñase por sí misma sus lecciones cuando llegase el momento adecuado.

Una vez papá estaba muy molesto, nunca lo había visto tan enojado en mi vida. Fue un sábado y al siguiente día era día de pesca. Llegué a pensar que no iriíamos a pescar y sentí... miedo, por vez primera de mi Padre. No solía pegarme, nunca fue demasiado estricto, más bien platicaba conmigo y procuraba siempre saber si me hacia falta algo, me ayudaba y jamás arremetía contra la gente... conocer de repente que ese hombre que es honesto y de buenos sentimientos pueda también albergar dentro el rencor y mucha ira fue algo que me atemorizó. ¿Podía yo confiar en él? me daba miedo... él escondía esa parte, yo no la había conocido nunca...

Papá tocó puntualmente en la mañana. Abrí los ojos, tuve miedo. Él había pasado toda la noche deambulando y me había costado mucho trabajo dormir. Abrió la puerta, se acerco lentamente y me pregunto: ¿Te gustaría quedarte y dormir hoy o te gustaría acomopañarme a pescar? Lo miré y estaba sonriendo, muy muy tranquilo.

Decidí ir con él. Notó inmediatamente que yo estaba nervioso, tenso. Se concentró en colocar las cosas en el auto y durante todo el camino fuimos callados mientras muchas canciones que no conocía sonaron en su radio. Mi miedo aumentaba... conforme pasaba el tiempo yo descubría que papá era capaz de hacer más cosas, de escuchar más cosas, incluso descubrí libros que había colocado en el auto y que al hojearlos hablaban de cosas muy raras, de tierras lejanas y personas que no describian en nada la forma en que nosotros vivíamos o algo que yo conociera. Llegamos al lago, particularmente frío esa mañana, la neblina era constante pero no sentí temor alguno; poco a poco el día se aclaraba y pronto el Sol se llevaría esa niebla, no tuve miedo.

Ese día fue completamente normal, y poco a poco comencé a tranquilizarme... papá estaba más callado que de costumbre pero sonreía, extrañamente.

de repente, completamente tranquilo le pregunte simplemente: ¿Porqué estas enojado?

"Todas nuestras decisiones contienen dentro consecuencias, todos provocamos un efecto. A veces, cuando tomas decisiones, te equivocas y tienes que asumir el costo que las consecuencias signifiquen... vivir no es fácil para nadie hijo, tú tienes tus preocupaciones y procuro enseñarte los caminos adecuados pero a nadie podrás evitarle jamás cometer un error, tomar un decisión y no haya sido la adecuada. Procuro cuidarte para que, cuando las decisiones sean duras y las consecuencias caras tengas la fuerza para sobreponerte, para levantarte y seguir adelante. Hay golpes que duelen Yuri, por eso estoy enojado, porque tu madre ha decidido irse, ha decidido marcharse y dejarnos solos. Me da impotencia decirtelo aquí porque mientras conversamos ella está marchandose lejos, sólo que, después de mucho meditarlo: no pienso detenerla, no pienso decirle lo importante que eres y lo mucho que te necesita, no estamos solos y no te dejaré solo..."

Respiré, por dentro tenía el llanto ahogado y mis ojos no podían ocultarlo. Era extraño... sonreía, pero por dentro me sentía muy cansado, como si alguien estuviera arrancando un bosque como quien te jala un mecho de cabello, todo se deshace, es mucho y pesa terriblemente.

Papá me tocó el hombro, di la vuelta solte la caña y me pegué a él, entonces lloré, lloré con tantas ganas que mi llanto rompía la quietud de aquel lago, ondas se formaban en torno al bote en el que estábamos sentados y el día filtraba resolanas como tratando de conservar un orden que se escapa sin poder impedirlo.

Sin embargo, sonreía.

"no estamos solos" me repetía incesantemente un eco en mi cabeza, me dolía profundamente perder a mamá, no verla por la mañana haciendo un desayuno ni ver juntos el televisor en muchas tardes, sin embargo, prefería eso a verla triste sentada ante la ventana los sábados por la mañana, como preguntándose donde esta alguien o algo que a ella le importa, prefería que se fuera a las tardes en que llegaba a casa y todo era silencio, ella encerrada en su cuarto sin querer saber nada hasta que papá llegaba y la sacaba de su encierro dulcemente. Creó que algo le hacía falta a mamá, algo realmente importante... sé que no actuó bien, estoy seguro de que ella misma trato de enmendarlo, pero algo muy grande la mantenía preocupada, le apretaba el pecho y le quitaba la paz... entendí que ella necesitaba su respuesta. Tomó su decisión y toda decisión tiene consecuencias.

Sonreía... por alguna extraña razón parecía que ante el desacomodo había algo nuevo, una forma nueva, un mañana cambiado y distinto. Parecía que sí, todo era oscuro, pero se aclararía, para todos... sonreía, porque sabía que no estaba solo, porque sabía quien había sido mi soporte más fuerte y empecé a comprender que nuestro corazón alberga miles de cosas diferentes, como una estanteria que tiene todos los productos posibles de algo y del cual tomas los que necesitas cada día, a cada momento. También mi Padre podía permitirse enojos, podía perder el control y usar emociones que casi nunca usa y sin embargo no tuvo que lastimarme, no tuvo que maltratarme ni hacerme tener una opinión que fuera suya, me mostró lo que podía decidir y decidí, me dio libertad.

Era libre... por eso sonreía, porque lo sabía.

Libre de optar por lo bueno y no por lo malo, libre de tener lo mas valioso aunque haya perdido algo esencial, sonreía por ser amado, comprendido y no abandonado, sonreía por poder tener la fortuna de saberlo, de comprenderlo y de seguir adelante...

Entonces mi caña se movió.

Empecé a forcejear muy fuerte porque por poco pierdo la caña, la sostuve y papá me ayudo a estabilizarme, el resto de los minutos fue intenso, luchar contra un pez que insiste y se mueve, busca liberarse y arriba mi papá alentádome mientras me deja hacer todo el esfuerzo, me puse nervioso y por poco me rindo cuando descubrí que tenía la fuerza para oponerme a un simple forcejeo de un pez que acabaría comiéndome, hice fuerza, levante un grito y empecé a tirar para sacar aquel pescadito, cuando lo observamos practicamente fuera papá gritaba de alegría y al salir nos salpicamos completamente! entre brincos y alegría.

Ese día pescamos 3 veces, papá consiguió sacar dos peces más del lago. Ese día me sabe como el mejor dìa de mi vida, ya que al regresar a casa no era más pasado, era nuestro presente. El azado nos pareció magnífico, a la luz de una tarde tranquila y disfrutando el sabor de 3 ricos peces. Yo estaba emocionadísimo, contento. Papá estaba muy muy sonriente.

Creo que extraño eso, ahora que papá no está. Sin embargo sonrío, no estoy solo.

Sé que me habría encantado ver a papá siempre tras de mí cuidando de mí y de mis decisiones, sin embargo, ah! que viejo tan pillo! sabías lo que hacías! sabías que yo siempre haría lo que tú me dijeras porque siempre me dejaste tomar decisiones libres ya que me mostraste los entornos enteros siempre! y explicaste cada cosa de modo que yo distinguiera sin lugar a dudas que debía querer y que no. Me da risa pensar en ti, me da mucha risa y te recuerdo siempre! porque sé que no quisiste evitarme los caminos malos y las decisiones equivocadas, solo me hiciste transitar por un camino donde viera que hay muchas cosas que es posible evitar y simplemente ser feliz.

AstroJr; En la casa de los sonidos, 2008.

Así como lo lees, ya empecé mi escrito en forma... mi primer novela corta. ¿qué opinas?



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