18 septiembre 2006

Fuga Cósmica


Entre la tiniebla ronda el fantasma de mi deseo, que acallado permanecía oculto e inerte. Sólo cazadores de sueños, impulsivos y con magia, hacían que despertase el ser que duerme en lo más profundo de mi mente.

Ráfagas de luz transitan frente a mi cara en este sitio oscuro que está tras el volante. Iluminan el eco y las gotas, de un dolor que hoy ha librado la reja. Es un vacío que deja el derrame de los sentimientos, que han desbordado por este vaso sin una boca que tenga sed para recibirlos.

Sin sed…

Misma historia, repetida cientos de veces, cual condena perpetua que me orillo a seguir pagando. Me sorprende que no creyendo en los sueños, no creyendo en el amor eterno me encuentre a mí siempre intentando, siempre derramando esa agua que alimente y sacie la vida de un alguien.

Por eso bien sé que me sedujo otro camino. Que deje de creer y crear buscando así olvidar este martirio. Nada intenté y nada pretendí al estar contigo, pero insististe en venir aquí, en buscar mi corazón herido. Llegaste con esa sonrisa, con esa actitud de frescura y ese aire solitario que siempre acompaña tu presencia, llegaste con tus sueños y tus luces, hablando de un amor muy buscado.

¿Porqué despertarme? ¿Porqué llamar a una fiera contenida? Era feliz sin amarte, yo era feliz sin necesitar más de la vida. Porque sin dolor, sin ese gran dolor, yo podía hacer frente a todo el mundo y aprendí a no necesitarlo, aprendí a sobrevivir sin esa dependencia de agonía.

Pero insististe, con esa mirada perdida en el cielo, con esos momentos atascados de energía, insististe, con ese maldito afán tuyo de lograr dejar una huella, de ser esa estrella, de ser todo el mundo.

Y maldita sea mi suerte, que lo lograste.

Pero tú, boca sin sed, aún juegas con el don que te fue dado y has venido a hacer temblar las cadenas de mi demonio. Que si el amor es la palabra que significa la creación absoluta, también has de saber que la destrucción completa va ligada de su mano.

Y hoy, me has demostrado algo: que me tienes comiendo de tu mano. Que esta fiera contenida ha desbordado mis controles. Sólo soy un niño llorón dentro de un coche, que busca por ese amor, que aún no se ha encontrado.

Y con dignidad te lo digo: Sé que volvería a intentarlo…

Sé que detrás de la fachada construida, un ser de luz espía estos pasos, sé mejor que nunca, que aquí no acabará mi historia. Son etapas y muchos ciclos que se han cumplido paso a paso. Hoy eres uno más, hoy sólo eres uno más de esos recuerdos que acumulan fuerza a mi fiera contenida.
Trago mis lágrimas, levanto mi mano, tomo mis sentimientos y los devuelvo a una cajita. Ni idea tienes, ni una sola te imaginas, de que esto sólo es un paso adelante en esta historia. Un ciclo se ha cerrado, un punto ya ha quedado, para llevarme hacia otro lado y de ti poco quedará, salvo el recuerdo de un verano que ha pasado.

Salgo del auto, tomo las llaves y jugueteo con ellas sentado en el cofre, miro hacia arriba y un cielo nublado no me deja ver lo que detrás se esconde.

Magnifica escena, de elementos conmigo, que reflejan mi estado en semblanza. Hace un poco de frío, soledad que ha vuelto a mí, y que es anuncio de una siguiente etapa.

Y de repente,
En medio de las nubes,
El cielo se asoma.

Brillante y orgulloso,
Mira hacia mí un astro.

La paz es tajante e infinita, la muerte inminente y aceptada,

“¿De que te has de preocupar, si lo que realmente importa no has perdido?”