30 septiembre 2006

A la espera de un sueño.


I

Ella se encontraba en casa al despertar aquel día. Al levantarse hizo su ritual personal de tomar su viejo libro y plantearse a si misma ante una hoja vacía.

El ritual consiste en que ella tome el libro con riguroso cuidado primero para después hojearlo rápidamente una y otra vez mientras susurra una melodía que nazca en ese momento. Hecho esto detiene el correr de las hojas en un espacio carente de letras y justo en ese momento toma conciencia de que esta viviendo un día completamente nuevo y que las cosas que en él ocurran quedarán escritas en ese libro, para siempre.

No hay peticiones, no hay anotaciones, sólo conciencia.

Hecho esto cierra el libro y lo guarda. Su esposo ya se ha despertado también y ambos intercambian el saludo y el afecto del primer momento del día. Un beso tierno le da la sensación de una tibieza que le trae mucha paz, sin duda es conciente de que cuando dos corazones están alineados los besos tibios cumplen una función muy diferente.

Ella se quedará en casa hoy, es raro para ella porque pasa mucho tiempo fuera trabajando y haciendo lo que mejor sabe hacer: música. Ella disfruta demasiado del trabajo, es su fuerza y su motor y la sensación de que hoy estará en casa le provoca una sonrisa infantil.

Antes de irse su esposo le dice: Hoy tienes todo el tiempo del mundo para disfrutar muchas otras cosas de ti misma.

Su primer actividad fue llamar al estudio, ver como van los proyectos pendientes y preguntando acerca de las actividades que se desarrollarán para ese día. Del otro lado de la línea le comentan –“¿Es que tú no puedes quedarte un día sin preguntar por el trabajo?”, ella contesta –“Empezar mi día con ello es la mejor forma de descansar”

- ¿Matsui?
- ¿Si?
- ¿Ya han llamado?
- No… pero están a tiempo, bien lo sabes.
- Ya no puedo esperar…
- Lo sé

Mientras tanto en otro continente, están a punto de hacer una llamada muy esperada.

II

Un ejecutivo mira desde su silla el panorama de su ventana, sostiene entre sus manos un sobre cuya única inscripción es un corazón y un número II romano dentro.

Entonces tocan a la puerta…

- Adelante.

Una señorita entra y saluda, acercándose al escritorio mientras el ejecutivo da vuelta a la silla para mirarla de frente. Cuando ella llega al escritorio él se levanta, deja el sobre en el escritorio y camina hacia donde se encuentra ella para saludarla con un beso.

- Buenos días Kath, ¿cómo te encuentras hoy?
- Muy bien señor, ¿Qué tal está usted?
Él asiente y le guiña un ojo al tiempo que le sonríe.
- Asumo que todo está listo para hacer el envío ¿verdad?
- Así es, estoy seguro de que ella ya está muy ansiosa por leer esto.
Ella sonríe.
- Muy bien, entonces no la haremos esperar más ¿Cuáles serán sus indicaciones?
Él toma el sobre de su escritorio y se lo da a ella.
- Este sobre debe ser enviado hoy mismo y deberá estar llegando a sus manos mañana, te suplico ser muy previsora con esto.
- Así será.
- Así mismo he de pedirte algo más…
Ella asiente.
- ¿Ya estás bien enterada de lo que tienes que explicarle verdad?
- Perfectamente, sólo esperaba el momento en que usted lo autorizara.
- Muy bien… mira, ella te tiene mucha confianza y no hay nadie mejor para transmitirle lo que necesita saber, así que dejo esto en tus manos… sé que tú sabrás responder a lo que ella querrá saber.

Ella sonríe una vez más, pero esta vez su sonrisa es mucho mas abierta, como si se tratara de un hecho que no podría ser de otra manera.

- Ella es muy especial para mí, pierda cuidado, yo me encargaré.

Acto seguido ella se levanta y se dispone a retirarse, da unos pasos y se detiene, entonces voltea.

- ¿Sabe? Sé que no hay nadie que sea más feliz por saber esto que ella.
- Por supuesto, desde que esto nació sólo ella podría entenderlo y hacerlo, por eso confié en ella.
- Muy bien, pierda cuidado señor, yo me encargaré de darle la noticia.

Kath salé de la oficina y se dirige unos pisos abajo con el sobre entre sus manos. Al entrar en el elevador que la conduce ella mira fijamente el símbolo.

Al llegar al departamento de envíos, ella pide un formato y una caja especial. Mientras llena el formato los empleados del departamento van y vienen entre paquetes, documentos y demás cosas. Ella toma especial cuidado en el llenado de la forma y para cuando termina la caja ya se encuentra frente a ella, entonces pide hablar con George, el jefe del departamento.

A los dos minutos aparece George con un semblante apurado, al ver a Kath le da una tímida sonrisa y colocándose serio le pregunta:

- Ya esta listo ¿verdad?
Kath asiente.
- Muy bien, saldrá hoy mismo para allá.
- Perfecto, como está acordado. Necesitamos que esto llegué allá a mas tardar mañana.

Dicho esto Kath le entrega la caja y George mete la forma a un costado de ella después de revisarla.
Kath entonces salé del departamento y se dirige a su oficina.

III

Ya casi es medio día, ella ya ha hecho un poco de yoga y se dispone a almorzar algo pues no ha comido nada desde que se levantó. Mientras se prepara una ensalada ella parece mirar su alrededor con una vista distinta a la común, al tomar cada lata, cada recipiente o cada cubierto provoca sus sonidos y conforme lo hace ella va creando una melodía. En un momento que parecería completamente rutinario ella crea música, con una tonada que podría no sugerir más que un golpeteo de trastes y latas pero que ella maneja de modo que no suene agresivo. En un lapso de 30 minutos su ensalada está lista (más tardó por la música que por lo que hizo) y entonces se sienta frente a la barra y se dispone a almorzar.

Prende la radio y comienza a comer, pero, mientras lo hace una idea le invade de repente. Es una idea que le persigue desde que recibió aquella primera llamada y conoció la historia que quería ser contada. Esta vez la idea es insistente, indicándole que es el momento para que aparezca, pero ella aún no sabe que es lo que viene, que es lo que esperan de ella por hacer.

Al terminar su ensalada ella recoge cada cosa utilizada y va al fregadero a lavarla. Se toma su tiempo y el hacer esto la distrae de los pensamientos acerca de sus labores y pendientes.

De repente suena en la radio una tonada que ella conoce y ubica perfectamente, entonces ella se detiene completamente, sin poder evitar sentir lo que siempre le ha provocado esa canción.

Las lágrimas y la sonrisa le invaden, recuerda el momento en que cantó esa canción, el momento en que cantó “I love You” para aquel auditorio y que pasado un minuto de haber comenzado a cantar no pudo contenerse y comenzó a llorar. Recordar es volver a vivir y siempre pasa lo mismo cuando escucha la canción.

Ella, con el corazón repleto, con la voz vibrante, quebrada ante el poder de la propia música, un momento inolvidable. Y el público, ese público que la acogió en aplausos y gritos de ánimo, impactados por ver a su intérprete sucumbir a sí misma. No creo que haya algo comparable.

Ella lo revive, lo llora, lo siente, todo mientras termina de lavar y aunque la canción ya se haya ido.

Entonces el teléfono sonó.

Ella se dirigió lentamente a la sala, tomó el aparato entre sus manos y observó el número telefónico. Su sonrisa fue el final de un momento muy esperado.
- ¿Sí?
- ¿Es usted señorita Hikaru?
- Sí ¿Quién habla?
- Espero no me haya olvidado, soy Katherine Irisen.
- Claro que no te he olvidado Kath, tú fuiste quien me acompañó en todo momento estando allá en Washington, jajaja, perdona, es que tenía tiempo de no oírte y no reconocí tu voz, discúlpame.
- Jaja, no se preocupe… ¿Ya sabe cual es el motivo de mi llamada, no es así?
- Espero que sea para decirme que Sora me ha extrañado.

Kath disfruta mucho de oír sus frases y está última sin duda fue un gesto completamente tierno hacia el trabajo que Hikaru ha desempeñado, ahora sí que no le queda duda de que ella es la más feliz de hacer esto.

- No, ya no la extrañará más porque él ya va en camino, estará llegando a sus manos el día de mañana, en sus oficinas por supuesto.
- Magnífico, extrañé mucho a mi pequeño.
- Créame, no lo dudo.
- Bueno, entonces deberé estar viajando con ustedes en unos días más para ultimar detalles.
- No será necesario, en el sobre lleva toda la información necesaria para darle acceso libre a su creatividad, así que pierda cuidado.
- ¡Muy bien, pero eso no evitará que te vea ehh! ¡Viajaré así sea para verlos!
- Jajaja, muy bien, entonces no le detendré en su ánimo y agradezco el detalle, en verdad.
- Tengo una pregunta que hacer Kath, espero sepas y puedas contestarla.
- Dígame.
- ¿Qué sabes de la historia?
- ¿No quiere esperar a leerla usted misma?
- Por supuesto que quiero leerla, pero estoy muy encariñada con esta historia, saber cual es la continuidad del argumento y de los personajes es muy importante para que yo empiece a crear. Me encariñé mucho con ellos y he sido la más impaciente en saber que sucede después, sólo quiero saber si tú conoces algo que pueda empezar a darme ideas.
- Ellos siguen separados, los recuerdos existen pero ya no son muy claros y como bien sabe la batalla de ellos aún no concluye. Muchas cosas pasaron entre la primer y la segunda historia y muchos de los recuerdos han ido desvaneciéndose, hasta casi ser olvidados. Si algo puedo decirle es que el corazón sigue presente y que la fuerza que unió a los personajes no se ha disuelto, simplemente hay que resolverla. Hay muchísimas preguntas en esta historia, las dudas son constantes, pero tenga la seguridad de los personajes han crecido y de que han sido bien llevados en sus caminos para poder reencontrarlos.
- “Cuando yo tengo ese recuerdo que ya me parece tan lejano, vi que el futuro siempre permanecería brillante… y aún debajo de aquel hermoso cielo azul, nosotros sólo estábamos un poco asustados. Cuando miro por la ventana se que ella está teñida con muchos colores perdidos.
- … (wow)
- En ti y en mí hay una nueva tierra, donde los ángeles vuelan. Sé que es mi santuario, sí, es mi santuario. Ahí los temores y las mentiras se derriten. Yo sé que aquí dentro llevo la música que me guía, pero ¿qué queda de mí? ¿Qué quedará de mí ahora?
- Dios mío, nunca dejará de impresionarme.
- Kath, sólo cuando amas algo lo entiendes perfectamente, lo descifras, lo reencuentras. ¡Es la pasión Kath! La pasión es algo a lo que no puedes ponerle precio, es capaz de transformarlo todo, es así como sé que ellos a pesar de la adversidad seguirán adelante.
- Y eso que aún no lo lee.
- Gracias Kath, me dijiste exactamente lo que quería saber.
- ¿Algo más en lo que pueda ayudarla?
- No tengo nada más que pedirte, te agradezco mucho esta llamada, me haz hecho muy feliz.
- Nada hay que agradecer, bueno, cualquier cosa que necesite estoy para ayudarla.
- Gracias, cuídate mucho ¿vale? Y recuerda que iré a verlos, así que espero poder saludarte directamente muy pronto.
- Estaré esperándola con gusto.
- La espera termina, nos veremos pronto.
- Muy bien, que tenga linda tarde señorita Hikaru.
- La tengo, créeme.

IV

Utada Hikaru tomó el libro en sus manos, esta vez lo hizo normalmente, con el cuidado necesario pero sin haber ritual alguno de por medio. Tomó la pluma y abrió el libro, la hoja permanece ahí, pero ya no está vacía. La página ya contenía desde siempre las letras, ella simplemente es la encargada de hacerlas visibles. Con su mano desliza los trazos de cada símbolo y expresión y lentamente van apareciendo trazos de una historia que ha esperado mucho para ser contada. La espera siempre termina y el camino siempre sigue adelante, las verdaderas emociones pueden parecer difusas, pero nunca desaparecen. Hikaru ha de colocar estas palabras y la palabra “Sora” en la siguiente canción, ella sonríe, finalmente la idea que tanto esperó por fin verá la luz.

Toda espera termina y toda puerta tiene una llave que la abre…

La respuesta a todo siempre está en el corazón.

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