23 septiembre 2009

Tormenta Nocturna.





Turbante noche
Sigo despierto
y sé
Que el diablo frecuenta soledades


Pequeño cristo 3D

¿Podrá salvarme esta vez?

Falló mi corazón

Y desde que partió

Su verbo vive en mi carne


uuuuu


Y cuento verdades como mentiras

La culpa es de nadie

Sólo mia


Sé que estoy falto de fe

¿Podrás salvarme también?

La inútil perfección

De buscar el silencio

Su verbo vive en mi carne

uuuuuuuuuuuu


No hay silencio entre truenos y promesas rotas,
Bajo la lluvia: Soledad,
Ecos de notas, que en una guitarra rota
Ya no suenan igual.

Fallos de luz, reiniciar...
No es suficiente... debo reinstalar,
Deshacer conjuros y apegos que pesan,
Mano al pecho, ruego invocar...

Y ante el rayo y ceguera, su nombre,
¿A quién más se puede llamar?
Si sus propios elementos se saturan,
Impidiéndome caminar, temo la tempestad.

Mas dentro del pecho, un combatiente,
Deshecho, busca encontrar,
El reflejo de sus cicatrices, espejo,
Y pedir su cercanía, solo no estar.

Porque no nos merecemos morir solos, morir,
Sin sus manos tomando las nuestras, la cruz rota,
Que si necesitamos señales, colmar de lágrimas los caudales,
En brillos tenues sólo él les convertira...

Que no hay justicia, sólo mentira,
No queda nadie en quien más confiar,
Somos ciegos, por esta luz, esta oscuridad...
Sólo sus manos consuelan cuando ya no se puede mirar.

Y yo, sentado aún frente a la puerta del tiempo,
Temo por mi alma, perdida en el viento,
De entregarme al cruel tormento,
De nuestra peor adicción, nombrada "amar"

De escalar el imposible,
De mentirte con la verdad,
Para que me mires, si acaso me mires,
Como yo sea en realidad...

Que grabadas en mis pensamientos,
Soy capaz de escribirte las notas en la pared,
Disfrazadas de letras y pensamientos,
Símbolos eco de vidas y vidas, desde el ayer...

Para que cuando la tormente te aceche,
Este doliente amor te escudará,
Te proteja en mi nombre,
"Todo pasará"

Porque no nos merecemos morir solos, morir,
Sin sus manos tomando las nuestras, la cruz rota,
Que si necesitamos señales, colmar de lágrimas los caudales,
En brillos tenues sólo él les convertira...

Que velando de noche, cuidando de día,
En los susurros, se escuchará tu nombre,
Te cuente él quien fui, por ti...
Amor, aún entre la tormenta de su final...

Un día nuevo llegará,
Y en él, encuentres una flor,
Bañada de lágrimas,
Que libres de impureza te provoquen soñar...

Y así sonriente,
Las notas sonarán,
Porque no merecemos morir solos,
Y esta tormenta noctura, no temas, va a pasar...

Y hemos de renacer... una vez más...

No hay comentarios.: